Solo fue a la escuela 252 días, pasó hambre, buscó fortuna en EEUU y condujo tranvías, fue policía rural y vendedor ambulante, pero ya de joven soñaba con ser poeta y eclipsar a su compatriota Henrik Ibsen. El noruego Knut Hamsun (1859-1952), para quien la escritura fue una obsesión que no le abandonó en sus 92 años de vida, ganó en 1920 el Premio Nobel y Kafka, Thomas Mann, Henry Miller, Bukowski o Paul Auster han aclamado su obra. "Pero acabó como el autor divino que traicionó a su pueblo y se convirtió en una de las personas más odiadas de su patria ocupada por los nazis cuando, durante la segunda guerra mundial, apoyó a Alemania y a Hitler", explica desde Noruega a este diario Ingar Sletten Kolloen (Kvam, 1951), autor de la completa biografía Knut Hamsun. Soñador y conquistador .

El volumen se nutre sobre todo de los 5.000 documentos (cartas, manuscritos, diarios...) del archivo privado que Hamsun dijo haber destruido pero que Sletten Kolloen halló en el 2002 bajo unas tablas del desván de su finca. Con la biografía y con la recuperación de la novela Victoria , traducida por primera vez del noruego, la editorial Nórdica ha puesto el colofón en España del año del 150 aniversario del nacimiento del autor de Hambre .

Un 2009, que en su país se ha celebrado cargado de polémica pues nadie ha olvidado que Hamsun ofreció la medalla del Nobel a su admirador Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Reich, ni la entrevista que mantuvo con Hitler, a quien le escribió una elogiosa necrológica en la que le calificaba de "guerrero para la humanidad" y "reformista del más alto rango". Por ello, tras la guerra, fue llevado a juicio y condenado por traición a la patria, acabando sus días en la miseria. "Su apoyo al nazismo --explica el biógrafo-- constituye una infectada herida nacional que no permitimos nunca que se cure. Los niños noruegos aprenden muy pronto en el colegio sobre la obra de Hamsun, que forma parte de la herencia nacional, pero aprenden también que fue un traidor. Esta dualidad se ha visto claramente durante la celebración del 150 aniversario". Una gran exposición en la Biblioteca Nacional de Oslo y la construcción del Centro Hamsun, un edificio de controvertido diseño de Steven Holl en Hamaroy, a 1.500 kilómetros al norte de la capital, han sido los puntales de los cuestionados homenajes, sobre los que el Gobierno aclaró que recordaban sus logros literarios a la vez que abordaban el debate sobre su nazismo.

Un trauma

"Los homenajes han sido mucho menores que los de Ibsen un año antes y el director del teatro de la ciudad de Trondheim se ha negado a llevar a escena sus obras", cuenta Oliver Mºystad, consejero de ficción de NORLA, centro que promueve la literatura noruega en el extranjero. "Hamsun es aún hoy un trauma, sobre todo para la generación de la guerra --añade--, pero lo que importa es que sus libros son alta literatura y siguen leyéndose". Algo que nadie discute.

En el 2009 la editorial Gyldendal, que ha publicado una nueva edición completa de toda su obra, vendió 14.000 ejemplares de sus títulos en seis meses (en el 2008 vendió 4.000). El autor de La bendición de la tierra fue un maestro en reflejar la alienación y la angustia del hombre de su tiempo en Hambre o Pan , por las que se le considera el introductor de la novela moderna. Su obra no ha envejecido y, según Sletten Kolloen, "sorprende su popularidad entre lectores cada vez más jóvenes". Su biografía muestra las contradicciones y el autoritarismo de un hombre con "ansias de crear", que proclamaba saberse "elegido para mostrar al mundo algo nuevo y hacerlo de forma diferente".