Los historiadores Colin Martin y Geoffrey Parker destruyen los mitos vigentes sobre el fracaso de Felipe II en su intento de invasión de Inglaterra y arrojan luz sobre nuevas conclusiones acerca de la flota española en el libro La Gran Armada (Planeta).

La armada que viajó en 1588 para invadir Inglaterra la componían más de 130 barcos, 2.431 cañones, 19.000 soldados, 7.000 marineros y casi un millar de aristócratas y sirvientes. Sin embargo, su capacidad de fuego era menor que la de los ingleses y su artillería era torpe e ineficiente, así que dispararon menos y no agotaron su munición.

El catedrático Geoffrey Parker, uno de los mayores conocedores de los siglos XVI y XVII españoles, destacó ayer, durante la presentación de este libro, que esta fue una de las causas del fracaso de la misión española, que no consiguió ninguno de los objetivos previstos y terminó con la ilusión del poder del imperio.

No obstante, el historiador es crítico con el monarca español y añade: "Conquistar Inglaterra era acertado, porque de esa forma se terminarían los problemas de Flandes. Sin embargo, no consultar, escuchar y debatir con los almirantes fue el verdadero fracaso de Felipe II".

A la luz de los nuevos informes, documentos y correspondencia consultada para este volumen, Parker explicó que la política de Felipe II era "mesiánica" y estaba "fundada en la fe". "Se creyó capaz de interpretar los designios de Dios", cuenta el historiador, e incluso en algunas ocasiones se mostraba "convencido" de que les enviaría "buen tiempo" para sus viajes.

"Para mí, una política fundada en la fe es una receta para el fracaso, aunque a veces se puede tener éxito. Sin embargo, al igual que sucedió en Estados Unidos con Bush, pensaba que hablaba con Dios en directo y fracasó", señaló.

Otro de los factores que menguaron la capacidad de la flota española fue el hecho de que los barcos transportaban provisiones para tan solo un mes, por lo que en varias ocasiones tuvieron que acercarse a la costa irlandesa. "Esto tuvo un desenlace fatal", añadió.