Se ríen mucho juntos porque han trabajado mucho juntos también. Cuando Miguel Ituarte estaba preparando temas de Manuel de Falla, le preguntaba a Jesús Rueda, Premio Nacional de Música 2004, compositor, amigo. Y Rueda opinaba e Ituarte también lo hacía cuando el tema no era de Falla, sino del propio Rueda. Voy a tocar esta parte así y esta otra de este modo y esto funcionaría mejor como voy a mostrarte. Se admiran: la amistad no es posible sin admiración y sin interés por lo que hace el otro: nunca lo ha sido.

Ituarte estrenó ‘Jeux d’eau’ a principios de los años 90, que era la Sonata número 1. La Cuarta es ‘Night Thougts’: también la tocará y Rueda, su hacedor, nos decía que sí, que hay más relación entre la Cuarta y la Sexta que entre la Primera y la Segunda. La Sexta es ‘On the edge’, estreno absoluto. En Badajoz.

Badajoz ha sido la primera vez para muchas de estas piezas, en los Ciclos de Música Actual o en el Ciclo Esteban Sánchez y en el resto de actividades que organiza su Sociedad Filarmónica y esto, aunque no lo veamos, aunque el común de los mortales no lo sepa, son varias gotas en la historia de la música contemporánea. Quién sabe si dentro de algún siglo, igual que ahora se dice que tal ópera se estrenó en La Scala, en alguna Wikipedia futura aparezca Badajoz.

Todos los estrenos producen inseguridad. Ocurre en las premières de cine, en el teatro, en cualquier tipo de espectáculo y en cada exposición. El trabajo de la cultura es demasiado expuesto, siempre. Depende del favor de los demás, del entendimiento de los demás, de la capacidad de los otros para acoger tus propuestas.

Pero, también, «retomar una obra y volver a ponerla a punto requiere ciertas destrezas porque es una labor de paciencia, de entrenamiento y de humildad», me contó Ituarte, que asegura que, desde luego, impone mucho más tocar una pieza cuando el autor está presente. Para los dos, compositor y pianista, es un momento de expectación, porque la música nunca existe del todo hasta que no se toca en público y se recibe.

Ituarte es profesor y suele explicar las obras y el contexto, a veces en los conciertos. El problema de hacerlo cuando se aborda música contemporánea lo apunta el propio Jesús Rueda: «No podemos contextualizar porque no hay una distancia suficiente de los hechos y porque han cambiado también mucho las cosas. En los últimos 70 años, pongamos, o hasta la segunda mitad del siglo XX, todo tenía unas líneas coherentes y podíamos saber cómo continuarlas. Después, todas esas líneas comenzaron a divergir y, sobre todo, desde principios de los años 2000, se ha ampliado tanto el territorio que no tenemos perspectiva ya para ver todos estos caminos».

Por eso es tan difícil preguntar, colectivamente, desde dónde nos situamos en nuestra contemporaneidad: porque nuestra contemporaneidad se ha vuelto muy individualista. Sí que se pueden apreciar reacciones. Ituarte contaba que, con sus últimas obras, Rueda se ganará «los refunfuños de cierta parte de la crítica, porque Rueda está acogiendo bien otros estilos, como el jazz». Quizá produzca cierto estupor esto, cuando todos sabemos que todo creador «que merezca la pena ha sido cocinero de muy diferentes platos». Jesús Rueda escuchó, de pequeño, ópera, zarzuelas, pop, rock y electrónica. Si Vivaldi hubiera nacido en Las Azores, quizá hubiera compuesto, pero no sería Vivaldi tal y como lo conocemos hoy, porque una persona también es la historia de su propia vida. Con el tiempo, no es solo que te dejen de interesar unas cosas y comiencen a importarte otras: es que has tenido más días para aprender, para profundizar, para estudiar y para asimilar lo que ves y lo que escuchas.

Con la danza pasa igual. Se crece y se cuenta lo que uno es desde el lugar en el que está. Penidéntitas es un nuevo trabajo de Rubén Lanchazo: un ritual que parte del ser humano como símbolo, una autobiografía «im-personal, donde lo que forma parte de mí también lo forma de ti». Siempre lo hemos dicho: si uno es bueno, a veces, cuando habla de sí mismo, también habla de otros. Y no, no estoy reivindicando la autoficción, que no sé qué perra le ha dado a todo el mundo con la autoficción últimamente. Usan versículos de la Biblia: de la Carta a los Corintios, los injustos no heredarán el Reino de los Cielos. Y de Isaías, el juicio contra las hijas de Sión. Pero también textos de Lacan, Artaud, Daniela Camacho y el propio intérprete y director y diseñador de luces y escenógrafo y productor y…

Así trabajan las pequeñas compañías. Idean, montan lo que quepa en una furgoneta, se vuelven multitarea e imploran a todas las deidades para que salgan muchos bolos. Y no dejo de decirme que esto no debería estar pasando.

--Miguel Ituarte interpreta a Debussy y Jesús Rueda. Viernes, 1 de febrero. 20.30 h. Salón Noble de la Diputación de Badajoz.

--Pablo González y la Orquesta de Extremadura, con Pietro y Marco Scalvini. Viernes, 1 de febrero. 20-30 h. Palacio de congresos de Cáceres.

--Penidéntitas. Sábado, 2. 20.30 h. La Nave del Duende (Casar de Cáceres).