Tres años después de Dirty bailarina , la artista rap más internacional de este país ha regresado con un nuevo disco, Bruja, actual número uno en iTunes España, que la muestra en pie de guerra. Sí, incluso más que en anteriores discos. Un corte como puede helar la sangre. "Te follo cuando quiero, tú eres mi puta", rapea la gaditana con la rabia de quien exorciza demonios. "Me he sentido superlibre haciéndola, he dejado que salga todo", cuenta ella a este diario. "Es llamativa porque digo cosas que a lo mejor no he dicho antes. Y luego, de repente, alguna persona del sello dice: esto no puede salir, esto es muy chabacano. Y tú les dices: esto no soy yo, esto es una canción". Sea como sea, La Mala admite que en su música hay mucho de biográfico. Ella no hace música porque le apetece, sino por necesidad. Y no es el único tema del estupendo Bruja en el que se oye a una persona escupiendo verdad desde lo más profundo. "Yo tengo bastante de biográfica; lo reconozco y no tengo ningún problema. Pongo de mí en lo que hago. Pongo mi corazón ahí para que tú lo cojas. Pero solo las personas sensibles son capaces de entender la magnitud de lo que se les ofrece. Y convivir con las bestias salvajes que pueden hacer uso de ese arte puede ser muy duro. Pero no pasa nada, porque solo hacerlo ya me vale mucho, no me lo paga nadie".

La música como terapia, ¿realmente sirve? ¿Al poner por escrito --o lanzar al público en directo, desde un escenario-- algo que acongoja, se difumina? "Sí, terapia sí. Bueno, supongo. Lo que está claro es que te sientes muy bien. Cuando hice Por la noche dejé un montón. Cuando hago mis canciones siento que dejo parte de mí, y eso es bueno. Si no lo hiciera, sentiría que estoy mintiendo. Y esa sensación me da un poco de repugnancia".

Bombo y caja

Sus últimos conciertos podían hacer entrever que el siguiente disco sería algo más guitarrero y rock, pero finalmente La Mala ha sido fiel a sus principios hip-hop: "Tú ponme bombo y caja, y yo ya tiro millas". Ella se explica: "A mí me gusta ir, viajar, experimentar, como cuando hice los conciertos con la big band, algo inaudito. Pero al final en los discos soy aburrida, tradicional, rancia. Es el rap que hago". Rancia es un decir. Porque es difícil encontrar artistas rap en este país que luzcan un sonido tan rico y sofisticado como el de Mala Rodríguez.

En esta ocasión brillan, en particular, temas de aroma reggae como Caja de madera o el pegadizo Quién manda aquí, que pueden recordar a unos renovadores del dancehall como Major Lazer. "Pero yo no quería hacer nada a la moda. Solo quería cosas que me inspiraran y buscar algo más bien clásico. A mí el sonido de estas canciones me recuerda a las clásicas canciones hip-hop, y a algunas cadencias reggae, por la sensualidad".

Además de rapear, La Mala puede cantar. Y muy bien, como en el tema sobre violencia de género Caja de madera . "Canto con el pecho. Es muy emocionante esta canción. Porque estoy hablando de mujeres que están muertas porque sí. En este disco hay muchas fotos, más que charla, fotos. Te pongo esas fotos ahí para que tú saques tus propias conclusiones".