José Angel Mañas ha traído a la Semana Negra de Gijón la obra con la que reapareció tras cinco años de silencio y que le ha supuesto el ingreso oficial en la nómina de la novela policiaca. Además de los elementos propios de este género, El caso Karen es una crítica al vanidoso mundillo de la cultura, a los pequeños monstruos que emergen obsesionados por los premios literarios, el éxito y la fama.

Mañas (Madrid, 1971) pasó del anonimato al estrellato a los 22 años, cuando su primera novela, Historias del Kronen , quedó finalista del Premio Nadal de 1994 y pasó al cine bajo la dirección de Montxo Armendáriz. De aquella obra se vendieron 150.000 ejemplares, cifra que, hasta hoy, no ha igualado en las seis novelas escritas en los 10 años transcurridos. Sí, ha repetido versiones cinematográficas con Mensaka --dirigida por Salvador García--, y con Impostura , título que el realizador francés Patrick Bouchitey ha dado a la novela Soy un escritor frustrad o.

CAIDA O SUICIDIO El caso Karen (Destino), que llegó a las librerías en marzo, parte de la caída y muerte de una escritora desde su piso y en la investigación posterior para saber si se cayó, si la tiraron o se suicidó. En el personaje muchos han identificado a la autora vasca Lucía Etxebarría, identidad que Mañas, ayer, no se molestó en desmentir, más bien todo lo contrario: "Lucía es una persona inteligente y ha acabado por asumir que sólo se trata de una novela". A modo de justificación, Mañas recuerda que en su novela Ciudad rayada hizo una autocrítica "demoledora" a través del protagonista. "Las personas somos como Frankestein, hechas de retazos, buenos y malos, así que Karen también puedo ser yo", concluye.

También dice que El caso Karen es una novela más madura que las anteriores, que le apetecía escribir una obra del género negro, en el que no espera reincidir. Se ha centrado en el mundillo literario porque es el que conoce y confiesa que él también sufrió el mal del éxito precoz.

LA DIVERSIDAD Por otra parte, Francisco González Ledesma, ganador del Planeta en 1984, presentó Cinco mujeres y media , en la que el inspector Méndez, por él creado, mantiene su peculiar línea policial de dejar marchar a más delincuentes de los que ha detenido, porque, según él, "cree más en la ley de la calle que en la de los juzgados", y avanzó que en este libro su personaje "se enfrenta a un delito que no perdona, la violación".