El actor Matt Damon cambia radicalmente de aspecto para protagonizar ¡El soplón! , de Steven Soderbergh, y ya es favorito para ganar el Oscar a la mejor interpretación.

--La historia real de Marc Whitacre, empresario, confidente policial y gran mentiroso, es increíblemente extraña, pero, ¿es Whitacre realmente tan marciano como usted lo retrata en el filme?

--No lo sé, nunca lo conocí. Cuando Soderbergh me dijo que iba a plantear la película como una comedia, comprendí que no me hacía falta hacer un estudio de personaje riguroso. De todos modos, he conocido a mucha gente como mi personaje, y seguro que usted también: gente con un título académico del más alto nivel pero que se comporta de manera tremendamente estúpida.

--Tuvo que ganar 15 kilos para interpretar el personaje. Hábleme de ello.

--Dos meses antes de empezar a rodar mandé un email a Soderbergh y le pregunté: ¿qué aspecto quieres que tenga mi personaje? Y él solo me contestó: "esponjoso". No quería un personaje de contornos definidos, así que incluso me hizo ponerme una prótesis en la nariz para quitarle aristas. Engordar fue extremadamente fácil, todo lo que tuve que hacer fue comer pizza y muchos BigMacs, y beber cerveza negra.

--En ¡El soplón! sostiene que al menos el gran capital americano sí lo está. Usted trabaja en Hollywood y por tanto forma parte de él.

--No me considero parte del gran capital americano. Por esa regla de tres, hasta el barbero que le corta el pelo a un ejecutivo de Hollywood formaría parte de ese entramado.

--En cualquier caso, ¿qué papel juega la mentira en Hollywood?

--Para sobrevivir en Hollywood hay que ser un buen mentiroso. Constantemente tienes que decirle a la gente que te ha gustado su película, y ellos te lo dicen a ti. En realidad, asumes que todo el mundo está mintiendo