En uno de sus dibujos, Miguel Brieva muestra uno de esos puestecillos futbolísticos donde se venden banderas, bufandas, gorras y otros objetos de los equipos grandes y pequeños. A un lado, el vendedor parece dormitar. Pero los nombres impresos en las prendas no son los del Real Madrid, el Barça o el Extremadura, sino de filósofos (Marx, Hegel o Sócrates). La imagen se resume en el título de Filosofía de masas , que es el que la galería cacereña Casa sin fin ha escogido para la exposición que dedica a Brieva.

La muestra (abierta hoy de 11.00 a 14.30, y de martes a viernes, de 17.00 a 20.30) reúne dibujos de los últimos 10 años, aparecidos en revistas autoeditadas, y en periódicos y publicaciones más conocidas. Este dibujante es uno de los más corrosivos del cómic actual. Sus viñetas se pueden leer mensualmente en el suplemento Natura , de El País . Y sus trabajos los ha reunido en libros como Dinero o El otro mundo . La pasada semana ensayaba un concierto con su banda Las Buenas Noches. Tras concluir los ensayos respondió a estas preguntas.

--Uno de sus dibujos recientes es un cartel sobre la manifestación del movimiento del 15-M del pasado 19 de junio.

--Lo hice hace unos meses para una portada de la revista Bostezo , pero por la temática y la intención me pareció que representaba en cierto modo las aspiraciones de cambio profundo que reclama este movimiento.

--¿Qué perspectivas tiene el movimiento?

--Todas las imaginables, dado que la razón está de su parte, y cuenta con el apoyo de gran parte de la sociedad. Las perspectivas son las que consigamos alcanzar entre todos, y por el bien común, espero que sean de muchas y de peso.

--¿El espacio público es hoy un espacio de propaganda?

--Completamente. Pero bueno, movimientos como el del 15M nos permiten atisbar los otros usos posibles del espacio público, usos que respondan a la unión de voluntades, al encuentro, a la imaginación libre, a la gente.

--¿Cómo se hizo su dibujo, es decir, qué clase de dibujo empezó haciendo, cómo se fue formando el trazo característico de sus viñetas de hoy?

--Eso es algo que sale solo, no conviene pensar mucho en ello. El estilo de cada uno es una mezcla entre tus referencias y aspiraciones, es decir, lo que soñarías hacer, y tus propias limitaciones. De esa intersección ambigua brota el estilo.

--¿Es un dibujante antisistema?

--Es una palabra resbaladiza, ¿no?, bastante cargada de tintes peyorativos. En todo caso, la asumo. Es más, pienso que cualquier persona sensata, aunque sea de manera inconsciente, ha de ser por fuerza algo antisistema, puesto que la diatriba cada día es más sencilla: o nosotros acabamos con el capitalismo, o el capitalismo acaba con nosotros. Cada uno ha de elegir.

--En sus viñetas no deja títere con cabeza: ni cantautores, ni trabajadores, ni familia...

--El humor está justamente para eso: ponerlo todo patas arriba, no dar nada por sentado, eludir los prejuicios, cuestionarse hasta lo más sagrado, hasta uno mismo. ¡Y encima te ríes!

--En otra viñeta habla de la dictadura de mercado como gran fiesta de la democracia.

--Son las dos caras del mismo chiringuito: el mercado y la democracia. La segunda, de manera obvia, está completamente supeditada al primero. Creer que esto no es así, que todo está bien, que existe el estado de derecho, ésa es la nueva fe, podríamos decir.

--¿El dinero es la medida de nuestro tiempo?

--El dinero es la religión. Siempre, a lo largo de la historia, ha sido foco de codicia, qué duda cabe. En la actualidad, sin embargo, es más aún: es la razón de ser que parece nos hemos dado, como en una pesadilla, los humanos. Es nuestra nueva ética, que es la ausencia misma de ética.

--¿Cómo encaja su trabajo ácidamente crítico contra el capitalismo con su publicación en una editorial como Mondadori o en el principal grupo de prensa de España?

--Extrañamente, con esa dosis de contradicción tan indisociable a nuestra actualidad. ¿Qué es mejor: mantenerse puro y en gran medida minoritario, o tratar de transmitir otras ideas a un público más amplio a costa de erosionar esa pureza? Yo no tengo la respuesta, pero agradezco poder leer cada mañana a El Roto, aunque tenga que hacerlo en un periódico con el cual discrepo profundamente.