La demencia, que hace tres años llevó a Malcolm Young a apearse del tren de vida de AC/DC, terminó con el más fatal de los desenlaces y el guitarrista australiano falleció ayer, a los 64 años, según hizo público tanto la banda como la familia a través de la red. Desoladora noticia para los seguidores de esta banda esencial del rock duro, de la que Young fue su primer motor y su principal pilar, junto con su hermano pequeño Angus, a lo largo de las cuatro últimas décadas.

Suya fue la idea original de hacer de AC/DC un grupo capaz de rendir homenaje al rock and roll sin florituras ni ocurrencias intelectuales. Marcado desde crío por los riffs de Chuck Berry, Malcolm Young tuvo siempre en la cabeza cuál debía ser el sonido de AC/DC. Cuando, en el año 1973, la banda dio sus primeros pasos, el rock se alejaba de sus esencias, y él se agarró a la figura inspiradora de Marc Bolan. «¡Ya nadie toca rock’n’roll como es debido! ¡Es hora de pasar a la acción!», se quejó a Angus en un momento de revelación.

Los Young habían nacido en Escocia pero toda la familia emigró a Sídney (Australia) en 1963, cuando Malcolm tenía 10 años (nació en Glasgow el 6 de enero de 1953). El hermano mayor, George, se adelantó en el mundo de la música triunfando con The Easybeats (vibrantes éxitos como Friday on my mind) y ejerció durante años un poderoso influjo en Malcolm. El socio de George, Harry Vanda, le regaló su primera guitarra eléctrica, una Gretsch Jet Birebird, que utilizó en bandas primerizas como Beelzebub Blues y la llamada The Velvet Underground, sin relación con el combo de Lou Reed.

Biografías como AC/DC, hágase el rock and roll, de Murray Engleheart y Arnaud Durieux (Global Rhythm, 2008), pintan a un juvenil Malcolm Young de complexión pequeña (su salud había quedado mermada por el plomo de las cañerías de Glasgow) y fuerte carácter, que se encerraba en su habitación para trabajar las estructuras de las canciones mientras Angus jugaba al guitar hero. Cuando a su hermano pequeño le cogió gusto a los disfraces (de Superman, El Zorro o el definitivo de colegial), él estableció una imagen proletaria de camiseta y vaqueros, a juego con las aficiones de la banda, resumibles en la tríada de «rock’n’roll, dardos y cerveza».

COMPOSITOR Y ESTRATEGA / Malcolm Young fue coautor de todos los clásicos de AC/DC sin excepción: Let there be rock, Whole lotta Rosie, Highway to hell, Hells bells, For those about to rock (we salute you)… En 1980, fue él quien llamó a los padres de Bon Scott para informales de su trágica muerte, y quien tuvo la última palabra sobre la continuidad del grupo. Fue, precisamente, el padre de Scott quien aconsejó a Malcolm que buscara a un nuevo cantante para seguir adelante, apelando a la ética del esfuerzo y a no tirar la toalla.

Una decisión muy lúcida, puesto que, con Brian Johnson en sus filas, AC/DC se convirtió primero en cabeza de cartel del mundo del hard rock y el metal y, más adelante, en atracción de estadios al nivel de los mismísimos Rolling Stones. Angus atraía los focos con sus números propios de escolar histérico y sus solos supersónicos, mientras Malcolm, guitarrista rítmico, bombeaba en un segundo plano la tralla precisa con una expresión pétrea.

ÚLTIMA NOCHE EN BILBAO / Así fue hasta la gira Black ice, con la que dio la vuelta al mundo un par de veces entre el 2008 y el 2010. En Barcelona, donde AC/DC debutó en 1981 (Palau d’Esports), la última noche de Malcolm fue en el Estadi Olímpic el 7 de junio del 2009. Un año después, el 28 de junio del 2010, el guitarrista actuó por última vez con AC/DC. Fue en el estadio de San Mamés, de Bilbao, concierto de cierre del tour.

El cuadro de demencia le apartó de la gira Rock or bust (2015-2016), donde su plaza fue cubierta por su sobrino Stevie Young. Las bajas asolan últimamente el mundo de AC/DC: su bajista, Cliff Williams, anunció la retirada hace un año, y aún no está claro si Brian Johnson podrá volver a los escenarios tras sus problemas auditivos. Para postre, el mayor de los Young, George, falleció hace unos días, el 27 de octubre. A Angus Young corresponderá decidir si, tras estos duros golpes, encuentra la motivación para seguir impulsando a AC/DC más allá de las deserciones y de la misma muerte.