Vaiana

Ron Clements y

John Musker

Como las de Brave, Enredados o Frozen en su día, la protagonista de Vaiana actualiza las implicaciones y expectativas tradicionalmente derivadas del título que ostenta: Vaiana tiene cosas más importantes que hacer que limitarse a esperar a ser rescatada por su príncipe. Por su resolución e independencia, de hecho, es la más progresista de las princesas Disney. Pero no la más original.

Mientras acompaña a la muchacha en su viaje por las profundidades del Pacífico, Vaiana combina —de forma hábil pero previsible— animación vívida, canciones resultonas, imponentes paisajes, secuencias de acción moderadamente emocionantes, animales que hablan y una historia típica: la de una heroína que, desafiando la autoridad paterna, se embarca en una odisea para salvar a su gente y encontrarse a sí misma. Sin ir más lejos, los directores Ron Clements y John Musker ya contaron una historia similar en la superior La sirenita.

En el camino, Vaiana y su secuaz Maui tendrán dudas sobre su fe en sí mismos, y el modo que la película tiene de lidiar con ellas hace que su envergadura emocional sea menor que la de otros títulos recientes de Disney como Zootrópolis, mucho más intrépida en lo narrativo, o Frozen, llena de mejores números musicales. Aquí, las canciones avanzan la historia con solvencia, pero los cantos exóticos destinados a dotarlas de personalidad funcionan como mero maquillaje. Es el mismo travestismo que afecta a la película en su conjunto: Vaiana aspira a ser una historia polinesia, pero es una historia de Disney genérica —impecable, eso sí- encajada en Polinesia; y una película que proclama la necesidad de tomar riesgos pero no predica con el ejemplo.

??