En su nueva colaboración con Ryan Gosling tras Drive (2010), el director danés Nicolas Winding Refn vuelve a explorar la brutalidad masculina, a través de la estilizada y misteriosa odisea de un hombre convertido en ángel de venganza en los bajos fondos de Bangkok. La película, que hoy llega a las carteleras españolas, está interpretada por Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm, Rhatha Pongham, Tom Burke.

-- Solo Dios perdona no es un relato convencional. Más bien sigue la lógica de un sueño. ¿Por qué?

--En la primera versión del guion, toda la magia de la película estaba más explicada. Pero comprendí que era un error, porque yo no quería hacer una película occidental en Asia, sino una película asiática. Siempre me ha fascinado cómo en Asia aceptan el mundo místico como algo tan normal como el mundo real. Yo eso no lo entendía porque, en Occidente, cuando alguien quiere acercarse al mundo místico se apunta a clases de yoga. Hasta que lo entendí.

--¿Cómo?

--Durante la producción de la película vivía en un apartamento habitado por un fantasma. Lo sé porque mi hija era capaz de verlo. Se pasaba el día mirando al techo, aterrorizada, así que llamé a mi asistente tailandés. Sin inmutarse, él dijo: "Ok, estaré ahí en media hora". Vino con un chamán, y el chamán nos explicó que sí, que había un espíritu en la casa y que, por supuesto, no pasaba nada. Al final tuvimos que mudarnos.

--El protagonista de la película se embarca en una espiral de violencia para liberarse del yugo de su madre. ¿Alguna explicación?

--Todos los hombres tenemos una relación complicada con nuestras madres, hay demasiadas dosis de amor, dominación, sumisión y sexualidad de por medio. El hombre se cree en el deber de ser fuerte, de ostentar el poder, pero las mujeres nos devoran.

--El hieratismo de Ryan Gosling en la piel del personaje ha sido muy criticado. ¿Qué opina de ello?

--El personaje no habla mucho porque los diálogos estropearían la poesía, y ser capaz de comunicar un abanico de emociones sin siquiera mover un músculo de la cara, como Ryan hace, es una proeza. Es una pena que la gente no sepa apreciarla.

--¿Por qué cree que la película fue abucheada en Cannes?

--Porque no da todas las respuestas al espectador, sino que lo obliga a ir a buscarlas. El arte que nos hace pasivos es completamente estéril, y por desgracia es el más habitual. Yo me niego a practicarlo. Y también creo que ir a lo seguro es tan malo para la creatividad como el buen gusto.

--La violencia es esencial en sus películas. ¿Por qué?

--No me veo como una persona violenta, pero me atraen las imágenes y las emociones violentas. No sé por qué. De todos modos, para mí el arte es violencia, un acto violento. El ser humano nació violento, era su instinto de supervivencia. Al civilizarnos reprimimos esa necesidad de violencia física, y el arte nos permite canalizarla. Pero es raro que Solo Dios perdona haya molestado a tanta gente, no es violenta si se compara con otras muchas películas, que se estrenan hoy día. Solo puede significar que hago muy bien mi trabajo.

--Ultimamente todos se preguntan si la violencia en el cine incita a la violencia real. ¿Qué cree usted?

--Todo acto de violencia real es horrible. Me siento muy triste cuando veo lo que está sucediendo en Siria. Pero creo de veras que el cine violento no nos hace violentos. Al contrario, nos apacigua. Sin embargo, hay quienes al ver violencia en pantalla obtienen ejemplo sobre cómo ejercer la violencia. Pero eso no los hace violentos, ya lo son.

--¿Es cierto que Solo Dios perdona se le ocurrió durante el embarazo de su esposa, porque en esa época se sentía particularmente agresivo?

--Sí, durante el embarazo la mujer es el centro del universo y el hombre se convierte en un ser inútil. Yo quería ayudar, controlar, pero no podía y eso me hacía sentir agresivo. Si el útero es Dios, porque es ahí donde se crea la vida, yo quería sacar a Dios de ahí adentro y decirle: "Eh, tú, ¿por qué me haces sentir tan mal? ¿Quieres pelea?".