Qué degollina. No recordábamos un noviembre tan lóbrego y mórbido como este. Cantidad de conocidos, famosos o no, que han abandonado este lacrimarum vallis. Es alarmante. Pero se trata de caza ¿no? Bien, lo dejamos para el final, porque hay cosas, hechos, muertos y eventos que no podemos olvidar en el tintero.

Se fue el Caimán. Algunos sabemos a qué huele la madrugada en El Vedado, y a qué sabe el mojito de la Bodeguita del Medio; algunos probamos los helados de Copelia y vimos la manigua donde vive el guajiro; algunos nos asombramos, ingenuos, de aquella vaina y creímos que habíamos visto el paraíso. Ahuevaítos. Se fue el Caimán pues; ahora a cantar aquello de Severo Sarduy «¿De dónde son los cantantes?». Lean la mejor prosa del mundo: Paradiso, de Lezama Lima, y lean al poetísimo genial Virgilio Piñera. Qué lástima tan grande. Qué talento el cubano. Cuánto se perdió en aquel desgraciado 98. Cuba nostra.

A lo que llaman hoy Facultad de Formación del Profesorado, que siempre fue Magisterio, acudimos Juan Gil y servidor a hablar, una vez más, de la calzada romana y de la Vía de la Plata. Nos había convocado Martín G. Ullate, que es acción pura, y departimos con gente interesada en el asunto; por ejemplo, nuestro cofrade Diego Muñoz Hidalgo, que nos honró con su visita y su amistad. Pasamos una mañana entretenidos y ocupados --más bien preocupados-- por el estado presente y futuro de la cuestión. Lo pueden ver todo en youtube si ponen allí Jornada para la dinamización de la Vía de la Plata.

¿Y de caza qué? Ari se puso tensa con algo y lo que vimos fue el hopo de aqueloutro que se perdía por el raspil de enfrente. Luego oímos un coreché y allá que fuimos, pero en vano. A la postre levantó a la rabona y tizonazo al canto; pero no entramos en detalles que los mariconplejines se encocoran. ¡Qué semana, Señor, qué noviembre tan negro! H