PILTRAFAS HUMANAS

El austriaco Ulrich Seidl presentó a concurso Paradise: hope, última entrega de la trilogía que a lo largo del último año lo ha llevado a explorar algunos de los aspectos más terribles de la condición humana. La buena noticia es que la nueva película, ambientada en un campamento para obesos, no cae en los métodos de provocación burda que Seidl ha convertido en sello (en Paradise: faith, una fanática religiosa se masturbaba con un crucifijo). La mala noticia es que, a cambio, es incapaz de proponer nada.

ADICCION AL PORNO

Que la primera película como director de Joseph Gordon-Levitt, Don Jon's addiction, sea la historia de un adicto al sexo y al porno y aun así tenga un tono amable significa que carece de la ambigüedad que sí tenía Shame, de temática similar. Aquí, todo cuanto el protagonista necesita para reformarse es aprender --y lo hace sin muchos problemas-- la diferencia entre copular y hacer el amor. En todo caso, se trata de una película francamente divertida. Y, en el papel de choni pasivo-agresiva, Scarlett Johansson está impagable.

SEXUALIDAD PROHIBIDA

También a competición se presentó En el nombre de-, que retrata de forma frustrantemente simplista a un cura gay tentado por la carne en la Polonia rural --no explora las inevitables crisis de fe que su situación debería conllevar-- e imagina la vocación eclesiástica como un refugio para homosexuales reprimidos.