El escritor griego Petros Márkaris presentó ayer su nueva novela Con el agua al cuello (Tusquets), un relato policíaco protagonizado por el comisario Kostas Jaritos, que sirve como pretexto para analizar la crisis económica y sus consecuecias sociales.

La trama arranca cuando un antiguo banquero, Nikitas Zismimópulos, aparece degollado con una espada, asesinato que coincide con la campaña de un activista anónimo que anima a los ciudadanos a boicotear a las entidades financieras y no pagar sus deudas e hipotecas.

El comisario Jaritos --protagonista de las novelas de Márkaris-- empieza a investigar, mientras sus superiores insisten en la hipótesis que el asesinato, el primero de otros que sucederán, es obra de terroristas. Los asesinatos se enmarcan en la Atenas actual y la crisis económica y social por la que pasa el país.

"Grecia está pasando por una tragedia. No niego que buena parte de los problemas sea culpa nuestra, pero la intervención de Europa no está ayudando en nada porque cada vez se están imponiendo medidas más severas y todo va peor", lamentó el autor en un encuentro con los medios.

El autor añadió que los ciudadanos han estado viviendo por encima de sus posibilidades durante 30 años, mediante créditos e hipotecas, y que ahora "ha llegado el tiempo de devolver el dinero". La crisis económica, ha dicho, está teniendo repercusiones sociales como un aumento de la inseguridad ciudadana y la violencia: "Hay mucha gente desesperada, un millón de inmigrantes que ahora están sin trabajo, sin medios y sin comida. Es una situación muy difícil", reconoció. Por ello, Márkaris retrata un tipo de crímenes crueles y llevados a cabo con arma blanca que muestren el "contraste" entre las víctimas --que representan el modo más moderno de capitalismo-- y el arma, que es arquetípica y antigua.

"Me despierto cada día y me tomo una taza de café con Jaritos, comentamos el crimen y él me responde. Después me pongo a escribir", bromeó el escritor, que confesó que en los comentarios de su personaje sobre Atenas y los griegos hay mucho de él mismo.