A los 87 periodistas que deciden los Globos de oro, está claro, les gusta el Hollywood clásico, ya sea en el homenaje que le ha rendido Quentin Tarantino en su último trabajo -con dos de las mayores estrellas de la industria como protagonistas- o en la virtuosa película bélica -de gran presupuesto pero actores desconocidos- que Sam Mendes ha hecho pensando en que se vea en la pantalla grande. A Érase una vez en... Hollywood la convirtieron en una de las triunfadoras de la noche con tres galardones: mejor comedia o musical, mejor guion para Tarantino y mejor actor de reparto para Brad Pitt. Por su parte, 1917 salió coronada como mejor drama y Mendes dio la campanada imponiéndose como mejor director a Martin Scorsese, Bong Joon-ho, Tarantino y Todd Phillips. La carrera hacia los Oscar se anima.

La misma Asociación de la Prensa Extranjera que había permitido a Netflix barrer en las nominaciones de cine, con 17 candidaturas, le acabó dando la espalda al repartir los premios. A la plataforma le dieron solo la alegría del premio a Laura Dern como actriz de reparto en Historia de un matrimonio.

Y en sus designios, los votantes de los Globos no solo dejaron el trabajo del director Noah Baumbach -que, con seis, era que el más nominaciones tenía- con ese único premio (el de su actriz en Historia de...): a Scorsese y El irlandés, que aspiraba a cinco, le hicieron irse de vacío. Lo mismo a Los dos Papas y a Yo soy Dolemite, los otros títulos que Netflix había colocado entre los 10 en liza por mejor película.

los españoles, de vacío / A Parásitos, uno de los fenómenos cinematográficos del año, los Globos le otorgaron el esperado premio de mejor película en lengua extranjera, dejando sin reconocimiento a Dolor y gloria, de Pedro Almodóvar. En categoría de actor de drama, Antonio Banderas no pudo superar la memorable interpretación de Joaquín Phoenix en Joker, cinta que también logró el premio por la banda sonora de Hildur Gudnadottir. Por su lado, la hispanocubana Ana de Armas no pudo bañar en oro su meteórico ascenso por su trabajo en Puñales por la espalda, pero en su categoría al menos se hizo historia: Awkwafina, protagonista de la deliciosa La despedida, se convirtió en la primera intérprete asiática que se alza con el premio a mejor actriz de comedia.

UNOS GLOBOS CLÁSICOS / Fueron unos Globos clásicos. Se rindieron, por ejemplo y como se esperaba, a la impresionante personificación de Judy Garland que hace Renée Zellweger en Judy, pero dejaron también su dosis habitual de sorpresas. Una mayúscula fue el triunfo en categoría de animación de Mr. Link. El origen perdido, una película de los estudios Laika que se impuso a un trabajo de Pixar (Toy Story 4), dos de Disney (incluyendo Frozen 2) y otro de Dreamworks.

Y a Taron Egerton le dio rédito la intensa entrega a la campaña promocional de temporada de premios: frente a un ídolo de Hollywood como Leonardo DiCaprio y un icono como Eddie Murphy, el joven galés se llevó el Globo a mejor actor de comedia o musical por Rocketman. El hombre al que interpreta, Elton John, también subió al escenario para recoger con Bernie Taupin la estatuilla a la mejor canción, I’m gonna love me again, el primer premio que los dos ganan juntos, según explicó el cantante.

LOS PREMIOS TELEVISIVOS / En el apartado televisivo, la noche fue de Fleabag, la serie de Prime Video premiada en comedia, y de Succession, de HBO, ganadora en drama. Sus dos protagonistas, Phoebe Waller-Bridge y Brian Cox, se alzaron con las estatuillas en sus categorías interpretativas. Hubo alguna sorpresa, como la victoria como actor de comedia de Ramy Youseff por una producción de Hulu, Ramy, que él mismo es consciente de que poca gente conoce. «Sé que no habéis visto mi serie», bomeó. «Todo el mundo está como ¿quién es este, un montador?»

Chernobyl, también de HBO, ganó como mejor miniserie y por el trabajo de reparto de Stellan Skarsgard. Y los galardones, como en el apartado de cine, tampoco mostraron mucho amor por Netflix. De las 17 nominaciones que tenía la plataforma, solo una se transformó en oro: la de Olivia Colman por su trabajo en The Crown.

EL PRESENTADOR / Le salió el tiro por la culata al presentador Ricky Gervais, que en su monólogo inicial había asegurado que era la noche de Netflix y que el resto podían marcharse de la sala.

Y no fue lo único en lo que el provocador cómico desatinó. En ese monólogo plagado de dardos a los organizadores que le habían contratado por quinta vez, de algunas bromas duras sobre escándalos sexuales y de crítica negra a Apple («una compañía que tiene fábricas de explotación en China»), Ricky Gervais también trató de decir a los premiados que al subir a recoger los premios limitaran sus agradecimientos. «No estáis en posición de hacer discursos políticos», dijo. «No sabéis nada. Pasáis menos tiempo en la escuela que Greta Thunberg».

La broma fracasó. Desde el escenario se habló sobre cambio climático, especialmente en menciones y muestras de solidaridad con los incendios de Australia. Se habló también de derechos de la comunidad LGTBQ, especialmente durante el premio honorífico a la actriz Ellen DeGeneres. Y se habló de guerra, Trump, derechos de la mujer y elecciones.

Patricia Arquette, que fue premiada por su trabajo en The act, dedicó su intervención a denunciar a «un presidente que tuitea una amenaza de 52 bombardeos [en Irán], incluyendo en lugares culturales», a alertar de la emergencia climática y a urgir a votar en las presidenciales de noviembre.

El discurso de Patricia Arquette fue solo un aperitivo de lo que estaba por llegar. Cuando subió a recoger su Globo de oro como protagonista de la miniserie Fosse/Verdon, Michelle Williams lanzó un emocionante alegato a favor del derecho a decidir de las mujeres.

Y acabó también con un mensaje de cara a las próximas elecciones. «Mujeres, por favor, votad según vuestro propio interés. Es lo que los hombres han estado haciendo durante años y es por lo que el mundo se parece mucho a ellos», dijo. «No lo olvidéis: somos el mayor grupo electoral de este país. Hagamos que se parezca más a nosotras».