Los Rolling Stones elevaron la Berlinale al firmamento del rock con Shine a light , el documental de Martin Scorsese que abrió ayer la 58 edición del Festival de Cine y que traduce en cine la pura Satisfaction del incombustible Mick Jagger.

Abrir la Berlinale siempre es un privilegio para el film elegido y en esta ocasión lo fue mucho más para los presentes y por partida doble: nunca se filmaron tan bien las arrugas más vivas del rock y, encima, los dioses Stones desfilaron en pleno por la alfombra roja.

"Los Stones eran mi objeto del deseo, fueron la música de mi vida", declaró Scorsese ante la prensa.

"Es un honor para nosotros estar aquí. Es la primera vez que un documental musical abre un festival así", saludó Jagger, caballero y carismático como en el filme.

Shine a light no es ni un concierto filmado ni un documental al uso, tejido con las piezas más emblemáticas de la banda salpicadas por declaraciones de sus héroes. Es un film con un lenguaje propio, en el que Scorsese sabe dar a cada plano un toque mágico.