El pasado 3 de junio se cumplieron justo diez años desde que la plataforma digital Filmin lanzara su modelo de suscripción. Por eso, Jaume Ripoll, su cofundador junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna, está de celebración (virtual, como mandan los cánones).

Cuando empezaron, nadie daba un duro por ver una película por internet pagando. Las grandes plataformas todavía no habían llegado a nuestro país, la piratería se encontraba en su momento álgido y la crisis económica parecía hacer inviable un proyecto en el que el cine de autor fuera el gran protagonista. Pero no se desanimaron, siguieron adelante pensando que algún día llegaría su momento. Y quizás ese momento ya haya llegado.

En los últimos tres años, y especialmente durante el confinamiento, la popularidad de Filmin no ha parado de crecer. ¿Su secreto? Su capacidad para comunicar a través de redes sociales, el acierto de sus canales temáticos vinculados a la actualidad, tender puentes con festivales y, por supuesto, su catálogo, que alcanza ya los 14.000 títulos.

-¿Cómo recuerda los inicios de Filmin?

-Al principio solo alquilábamos las películas, aunque sabíamos que teníamos que replantearnos el negocio ya que intuíamos hacia dónde iba a ir el mercado. Lo más importante fue conseguir aglutinar a toda una serie de socios (las principales compañías independientes) y convencerles de que su producto no se iba a devaluar por ponerlo en internet con una tarifa plana cuando el usuario podía comprar el deuvedé por 15 euros. Ese cambio de mentalidad no era fácil y las reticencias, lógicas.

<b>-Lanzar un proyecto así en un momento de crisis económica supongo que fue una apuesta arriesgada.</b>

-Por aquel entonces significaba apostar por una compañía con un futuro incierto y todavía por definir. Los ingresos los primeros años fueron bajísimos. Hace tres años por fin encontramos un equilibrio para ser rentables. Siempre digo que este mercado, este mundo, es un baile entre dinosaurios y camaleones, y nosotros somos estos últimos, intentando adaptarnos a las circunstancias y a nuestras posibilidades.

<b>-Durante el confinamiento parece que su modelo se ha asentado definitivamente ¿El paradigma digital ha llegado para quedarse? </b>

-Ese cambio es ya una realidad y se encuentra totalmente normalizado. Piensa en cuántos millones de suscriptores aglutina Netflix, Disney, HBO y Amazon en el mundo. Las cuestiones que ahora hay que resolver son: ¿cómo será la convivencia entre estos gigantes y qué espacio tendremos nosotros para poder mantenernos? En un mundo azotado por la crisis económica global, ¿cuántas plataformas estarán dispuestas a pagar los usuarios? ¿Qué oferta aglutinadora ofrecerán los grandes contenedores de contenidos bajo el paraguas de suscripción única?

-Los datos del D’A Film Festival Barcelona ‘on line’ a través de Filmin han sido históricos, con más de 215.000 visionados, lo cual vuelve a generar fricciones entre el modelo presencial y el virtual.

-A mí me parece bien que se planteen debates en un mundo en constante estado de mutación. Pero lo cierto es que, en este caso, todas las partes han salido ganando. Por un lado, el propio festival, que ha podido llegar a un público más amplio geográficamente, los distribuidores que han conseguido un retorno y, sobre todo, los espectadores, que han podido acceder a contenidos inéditos y exclusivos. Incluso películas como My mexican bretzel han conseguido distribuidora tras su paso por el festival.

- ¿Y qué hay de la polémica por incluir en su catálogo la saga ‘Torrente’?

-Ruido de un día. Es normal recibir quejas de usuarios porque no les gusta un contenido u otro. En esta ocasión se ha hecho viral porque al fin y al cabo es una película emblemática. Como director editorial siempre he intentado ofrecer contenidos lo más eclécticos posibles para agrupar las diferentes sensibilidades cinéfilas. Sin perder la personalidad, claro, y no creo que incorporar Torrente cuestione ninguno de nuestros principios fundamentales de nuestra empresa.

-¿Qué retos les quedan por conseguir?

-Muchos. Intentar mantener el nivel de novedades, que el suscriptor siempre tenga dónde elegir y no se desanime en un momento muy complicado en el que las economías domésticas se encuentran muy mermadas y en el que la competencia es brutal. Sigue siendo un reto buscar contenidos excitantes, rescatar cosas en las que nadie se había fijado y seguir creando nuevos proyectos e iniciativas.