La industria del cine lanzó ayer su último SOS. Y el grito de auxilio no fue para el Ministerio de Cultura (que, según los productores, lucha "a brazo partido" con y por ellos) sino al de Hacienda, organismo que el año pasado decidió aplicar una medida "letal": aumentar del 8% al 21% el IVA de las entradas. Una agresión que, según el sector, tiene en el espectador a su principal víctima. Y si el espectador se cae, la industria se cae.

El incremento impositivo --en vigor desde septiembre del 2012-- no es la única causa de la debacle, pero sí "la puntilla" que ha hecho que la industria esté en caída libre. Busquen en el diccionario sinónimos de "alarma". Todos ellos, y más, salieron ayer a relucir en la tradicional comparecencia que los productores y los dueños de los cines realizan en el Festival de Málaga. Como aperitivo, un dato: desde que la consultora Rentrak realiza estadísticas de asistencia (unos seis años), nunca antes se había registrado un dato peor que el del pasado fin de semana, cuando poco más de medio millón de personas acudieron a las salas.

Si comparamos este mes de abril con el del 2012 vemos cómo la recaudación (sin contar el IVA) ha caído a la mitad. Mientras, la bajada en el número de espectadores ha sido del 45,2%. Aunque paradójicamente las películas españolas han tenido mejores resultados (debido al tirón en taquilla de cintas como Los amantes pasajeros , de Pedro Almodóvar, y Mamá , una coproducción rodada en inglés y dirigida por Andy Muschietti), el resultado global es que en lo que va de año los cines han registrado una caída de público del 16,7% respecto del 2012. El dinero recaudado en taquilla también ha bajado sensiblemente: un 13,12%.

ALTA FILMS El ánimo de la industria está por los suelos, especialmente después de saberse que la distribuidora Alta Films (una de las máximas responsables de que a España llegue el cine europeo e independiente) acaba de anunciar que cierra sus puertas. "Estamos en una situación de alarma absoluta. Haremos lo que nos pidan con tal de que rectifiquen. Si nos piden que nos callemos, nos callaremos", soltó ayer Pedro Pérez, presidente de FAPAE (confederación que integra a los productores audiovisuales de España).

Para Pérez "ha llegado el momento de las respuestas". Y esas respuestas tienen que venir de Hacienda. Y ya hay fecha para que lleguen (si es que llegan). Será el 8 de mayo, día en el que la industria se reunirá con representantes de varios ministerios. Esa comisión está obligada a estudiar nuevos modelos para financiar el cine español y salvarlo de la debacle. A grandes rasgos, la propuesta de los productores es la del llamado céntimo audiovisual, que supone sacar al cine de los Presupuestos Generales del Estado e imitar el modelo francés para que la industria se autofinancie con un porcentaje de las entradas vendidas. Ese céntimo también se extendería a las teles para que cada vez que una película extranjera se anuncie en una cadena, parte del dinero vaya al sector.

REGIMEN FISCAL Además de nuevas vías de financiación, la industria del cine busca otros balones de oxígeno. Entre ellos, un nuevo régimen fiscal para que los productores de películas se beneficien de mayores desgravaciones. En este sentido, nada tiene que hacer la futura ley de mecenazgo porque esta, cuando nazca, se aplicará a entidades sin ánimo de lucro. "Los productores de cine tenemos ánimo de lucro. Por lo menos, el ánimo lo tenemos. Otra cosa es el lucro", comentó el máximo responsable de FAPAE.

INVERTIR PARA NADA Si duras fueron las palabras de los productores, las de los dueños de los cines no se quedaron atrás. "Vivimos una situación dramática", destacó Juan Ramón Gómez Fabra, presidente de FECE (Federación de Cines de España). En el 2012 en España se cerraron 17 complejos cinematográficos (141 pantallas) y los puestos de trabajo en el sector se han reducido en un 12,7%.

El futuro puede ser aún peor, ya que a las salas se les presenta el siguiente dilema: o echar el cierre o invertir para digitalizar (a finales de año ya no habrá copias en celuloide). Ahora mismo solo el 50% de las salas están digitalizadas. Para el resto, la situación es tremenda porque la inversión que supone es brutal (entre 50.000 y 60.000 euros) y nadie les garantiza que merezca la pena por la bajada de público.

Gómez Fabra hizo hincapié en que la situación hubiera sido mucho peor el año pasado de no haber sido por los taquillazos de Tadeo Jones (de Enrique Gato) y Lo imposible (de Juan Antonio Bayona). En su opinión, existe un grave problema añadido: el cine en internet es un mercado con un modelo de negocio "muy difícil todavía", mientras que la piratería y el "todo gratis" están haciendo un "daño irreparable".