Beatriz Rico (Avilés, 1970) no para. La actriz estrena esta semana en Extremadura su nueva obra Palabras encadenadas, un montaje de la compañía regional Solomúsica Teatro dirigida también por el extremeño Domingo Cruz en la que dará vida a una víctima de un secuestro. En plena vorágine de ensayos y detalles de última hora charla para EL PERIÓDICO EXTREMADURA. La pieza llega hoy al teatro Imperial de Don Benito, donde se estrena, y a Navalmoral de la Mata (22 de noviembre) y también tiene previsto girar por salas a nivel nacional.

--La obra aborda la historia de un secuestro y según avanza se cambian los roles entre los personajes, ¿los buenos no son tan buenos y los malos no son tan malos?

--Es una montaña rusa. Es un thriller psicológico. Tiene un guion de los que no puedes dejar de leer hasta que no lo terminas. Todo cambia continuamente así que no sabes quién está mintiendo. No hay moraleja final solo queda el mensaje en el que nada es lo que parece y en el que la cara no siempre es el espejo de alma. Vivimos en un momento social muy crítico donde tendemos a juzgar de primeras, o blanco o negro, y siempre hay grises. Vivimos en la época de la inmediatez y uno tiende a meter la pata a veces por precipitarse.

--Esa inmediatez se vive en las redes, ¿es posible no juzgar de primeras si todo es tan rápido?

--Es una utopía. Estoy centrada en mi trabajo y no las miro mucho porque me afecta y me desconcentran. Me entristece ver lo que está pasando ahora.

--¿Juzgará el público la obra?

--Van a tener que juzgar y aprender que no tienen que juzgar.

--Precisamente en su personaje nada es lo que parece, ¿cómo prepara el papel?

--Me vacío y me pongo en manos del director. Según voy avanzando, voy metiendo matices míos, a veces puedes perder la objetividad y eso es súper peligroso, a veces me ha pasado. Al fin y al cabo es un trabajo en conjunto. En este caso que no esperen una función de llorar ni de corazón encogido, el público va a sufrir de una manera divertida.

--Tanto la producción y la dirección de la obra es extremeña, ¿cómo es trabajar con profesionales de la región?

--No había trabajado con ninguna compañía extremeña y la sensación es de absoluto respeto. Los actores y los directores estamos acostumbrados a que los productores estén encima y eso provoca una presión extra que no viene bien para el producto final pero en este caso confían en el trabajo de Domingo Cruz, el director, y en el de David y el mío y eso genera un buen rollo.

--Ya visitó Extremadura hace años con otra obra muy diferente, con cabaret, ¿qué recuerdo guarda del público extremeño?

--Es un público con cultura teatral. Vine con Mejor viuda que mal casada y yo conocía al público de Extremadura y la reacción era siempre igual: un público muy receptivo. Era una comedia aunque intenté meter algún mensaje porque si el arte no es comprometido pierde su sentido. En los teatros pequeños tienes al público muy cerca, van a escuchar los gemidos y la respiración. Los actores entre nosotros tenemos un código y Extremadura es una plaza que entiende de teatro.

--Aparte de ‘Palabras encadenadas’, ¿qué proyectos tiene?

--Estuve tres años de gira con Antes muerta que convicta, la continuación de aquel mejor viuda que mal casada y frené un poco porque quería centrarme en esto. También estaba con mi banda Rico & Roll y quería tener prioridades. El 15 de noviembre estreno la última película de Álvaro Fernández Armero Si yo fuera rico con Alex García, Adrián Lastra e Isabel Ordaz. Hago de todo. Cuando estoy haciendo teatro es una descarga de adrenalina, el cine te da prestigio y la tele es una escuela. Y soy mamá. Y me gusta viajar.