Jaime Lissavetzky, que desde hoy se dedica en exclusiva a la lucha por la alcaldía de Madrid por el PSOE, conoció a Albert Soler cuando era gerente del Instituto de Deportes de Barcelona. "Buscaba una persona que más que político fuera un especialista en gestión deportiva para ser director general del Consejo Superior de Deportes. Y Albert tenía el perfil idóneo", explicó ayer Pere Alcober, delegado de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, y antiguo jefe de Soler. Hoy, el Consejo de Ministros hará oficial el relevo al frente de la Secretaría de Estado para el Deporte. Soler (45 años) es el elegido para sustituir a Lissavetzky.

A las 7 de la tarde de ayer, La Moncloa le comunicó a Soler que era el designado para coger las riendas del deporte español. La otra persona que aspiraba al cargo era el mallorquín Joan Mesquida, secretario de Estado de Turismo. Pero, Soler era la apuesta personal de Lissavetzky, con el que ha trabajado durante los últimos cuatro años.

A Soler, de 45 años y barcelonés, se le puede definir como una persona que vive para y por el deporte. Pocos saben que, en Madrid, ocupa una habitación en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), la famosa residencia Blume. Y todos los días busca un hueco en la agenda para practicar su deporte preferido, el atletismo, corriendo por la Casa de Campo. Hasta ahora ha disputado 10 maratones y puede presumir de haber bajado de las tres horas. La mejor marca es de 2.58 horas, conseguida en el 2004. Soler tiene la intención de dedicarse a partir de ahora al triatlón, aunque como Secretario de Estado tendrá más complicado encontrar horas libres para entrenar. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, casado y con dos hijas, jugó en la División de Honor de waterpolo con el Mediterrani.

Tampoco se sabe si continuará con él la costumbre impulsada por Lissavetzy y Alfredo Pérez Rubalcaba, reconocidos madridistas, que nunca querían que Zapatero viera en solitario los partidos del Barça en La Moncloa. Rubalcaba, con Zapatero y Soler, estaría en minoría.

Junto a Javier Martín del Burgo, director de la Agencia Española Antidopaje (AEA), Albert Soler ha sido uno de los máximos impulsores estos últimos años de la lucha contra las sustancias prohibidas en España, con dos operaciones policiales, una todavía abierta, la Galgo, y otra ya cerrada, la Grial. El año pasado su papel fue determinante para evitar un primer plante en el fútbol español.