El Extremadura quiere transformar el punto de Ponferrada en un punto importante para agarrarse a la competición. Clasificatoriamente, no hay muchos argumentos para comprarlo. Pero mentalmente, puede haber algo más.

Lo primero de todo es que puntuar en El Toralín es harto complicado. El Extremadura lo hizo fiel a su estilo, siendo valiente cuando el partido más se electrizaba. «Nosotros veníamos a ganar, pero viendo como se ha dado todo, el punto lo damos por bueno», dijo Manuel Mosquera tras el partido. El técnico gallego dijo no preocuparle lo que hacen los demás y cuando se le preguntó por si tenía miedo a que se cortara la pelea por el descenso, dijo que «no creo que solo haya cinco. Mi pensamiento es que habrá ocho, como siempre».

El Extremadura también se agarra a que su afición no pierde nunca la fe. Ayer lo volvio a demostrar en El Toralín, donde una treintena de valientes estuvieron alentando a los suyos en uno de los fondos del campo leonés. Fue, posiblemente, el desplazamiento con menos afición, pero los que fueron se dejaron la garganta y rompieron en aplausos a los suyos.

Pese a lo exiguo que pueda parecer el punto, dentro del verde también hubo mejoras. Fran Cruz, que volvía a la titularidad, completó un monumental partido secando a Yuri y manteniendo la seguridad defensiva. Sin embargo, el mejor de ayer fue Casto, con una templanza tremenda en todas sus acciones y una parada que vale oro para el Extremadura.

Como curiosidad, Ale Díez inició ayer como capitán del Extremadura por primera vez un partido. «Ha sido muy bonito hacerlo por primera vez y representar a toda Extremadura», decía tras el partido. No lo podrá hacer el próximo domingo, ya que el lateral cacereño vio aye rla quinta amarilla y se perderá el partido ante el Mirandés.