Llega el gran día de Alvaro Martín. El todavía joven atleta de Llerena abrirá junto al murciano Miguel Angel López y el leonés Francisco Arcilla la participación española en atletismo. Lo hará en los 20 kilómetros marcha (19.30 horas) con el objetivo de entrar entre los ocho primeros y conseguir así el diploma olímpico. ¿El podio? Demasiado lejos a la vista de los rankings --su marca es la decimotercera a nivel mundial esta temporada--, pero nada es imposible en una de las pruebas más impredecibles por su propia naturaleza: desfallecimientos, descalificaciones...

El propio Miguel Angel López es uno de los grandes favoritos, incluso para el oro. Martín, un chico sencillo que reparte sonrisas allá donde va, un fanático del entrenamiento, ejercerá de lugarteniente, a ver qué pasa, cómo transcurre todo. Desde luego, muy distinto a lo sucedido hace cuatro años en Londres, cuando era prácticamente un adolescente y, quizás deslumbrado por los brillos olímpicos, tuvo que retirarse a mitad de la prueba tras haber realizado un esfuerzo desproporcionado que no podía asumir.

Ahora, efectivamente, es otro Alvaro, coincide todo su entorno en afirmar. Siempre ha destacado por su madurez, pero a nivel táctico ha progresado enormemente en las carreras, ha sabido aguantar bien la presión de convertirse en uno de los mejores. No se arrugó ante la lluvia de Cáceres para ser por primera vez campeón de España absoluto el pasado marzo y, unas semanas después, en Roma, también demostró que puede codearse con los mejores. Aquel bronce en la Copa del Mundo es su mejor aval hacia el sueño.

CON PACIENCIA Martín lleva más de una semana disfrutando del ambiente de la Villa Olímpica, especialmente orgulloso de haberse fotografiado con Rafa Nadal. Pero no por eso ha perdido la concentración ni su enfermizo gusto por entrenar. El circuito de Pontal ya se lo conoce a la perfección de tanto que lo ha recorrido. Casi le ha preocupado más el tema de la climatología. "El invierno carioca es duro y te puede jugar una mala pasada. Igual puede llover y refresca que sale el sol y tienes 30 grados con 90% de humedad", comentó hace unos días, ya en Río de Janeiro, acompañado de quien quizás sea su mejor amigo en el equipo, José Ignacio Díaz, que competirá en los 50 kilómetros marcha.

José Antonio Quintana, su entrenador, confía en él. Ha estado dirigiendo su carrera milimétricamente en los últimos años. Lejos queda la época en la que empezó a llamarle la atención la marcha en su Llerena natal y en el Club Atletismo Almendralejo. Siempre le estará agradecido a Juan Méndez, quien le enseñó los fundamentos de una modalidad en la que hoy busca la gloria... o al menos un diploma.