Elegancia a raudales, sonrisa perpetua y una ley no escrita. Francisco Gajardo (Calamonte, 1993) es un verdadero amuleto para los equipos de Primera División Extremeña. Logró un ascenso con el Calamonte y otro con el Aceuchal. De tres fases de ascenso, solo una eliminación. «Parece que tengo algo, ojalá con el San Serván siga esa racha», comenta el central.

Luismi Patiño, técnico arroyano, tiene motivos para creer en la remontada ante el Atlético Zafra. Tiene al hombre ascensor. «Estamos con confianza, pero no confiados. Tenemos posibilidades y hemos competido bien, hay que remontar esta eliminatoria», afirma Gajardo. En el partido de ida cayeron derrotados por la mínima en Zafra.

Arroyo de San Serván quiere volver a disfrutar de Tercera. La última fue hace 25 años. «Para ello hemos trabajado toda la temporada. El año pasado se nos clavó una espinita, no nos metimos en playoff. Con trabajo y constancia hay opciones de pasar de ronda y ascender». Guarda dos camisetas de celebración de ascensos. Una rabúa y otra piporra. «Son dos ascensos distintos, con el Calamonte fue muy romántico, era el equipo de mi pueblo y estuve con mis compañeros en categorías inferiores. En Aceuchal llegué nuevo y me acogieron muy bien», explica Gajardo.

Solo ha perdido una fase de ascenso, fue con el Calamonte. La excepción que confirma la regla. Ahora tiene a quién dedicar todos sus éxitos. «Hace dos veranos falleció mi madre y, desde entonces, todos los goles y éxitos van para ella, y también para mi padre y familia», confiesa emocionado. Y si lograse ese ansiado ascenso con el ‘Sanser’, todo tendría explicación. «Con Calamonte o Aceuchal, el secreto fue la piña del vestuario. Las relaciones entre los jugadores ayudan a lograr el objetivo si son buenas, y aquí también se está dando esa unión». El resto de pasos para lograr ascensos, prefiere no mencionarlos. Un mago no revela sus trucos.

El resultado no es favorable, pero no determinante. «Ellos tienen mucha calidad, experiencia y van por delante. Ahora, en nuestra casa y con nuestra afición, nos toca a nosotros dar la cara y ganar», aduce.