Recordáis cuando os contaba el esfuerzo y lo valientes que fueron mis padres al dejarme salir de casa tan pequeño para vivir mi sueño? Pues hoy os voy a contar cómo fue aquella experiencia, cómo vivíamos, entrenamientos, viajes, torneos…

Atención, modo abuelo ON… «Corría allá el año 2003 cuando un jovenzuelo de Almería ponía rumbo a Madrid…» (jajaja), no, tranquilos, no quiero que os sentéis en mis rodillas a escuchar historietas larguísimas que no hay por dónde cogerla y deseando que terminen (jeje).

La vida era muy sencilla en aquellos tiempos. No teníamos que preocuparnos nada más que de estudiar y jugar a baloncesto. Eso sí, no podían ir mal ni una cosa ni la otra, porque en el momento que una de las dos patas cojeara, sabías que estabas de vuelta en Almería.

Era cuanto menos curioso que tuviéramos que vivir en una residencia con jugadores del Atlético de Madrid de fútbol, en el Colegio Amanecer de Alcorcón. Los profesores eran magníficos y la mayoría presumía de haberle dado clases a Fernando Torres unos años antes. De baloncesto no tenían mucha idea, aunque es cierto que también nos hablaban de un tal Antelo (un par de años mayor que yo), que ya estaba entrenando con el primer equipo y que tenía que faltar mucho a clase por tantos viajes. Antelo no vivía en «la resi», pero sí que iba a nuestro colegio y también hacía (sobretodo el primer año) muchos entrenamientos individuales con nosotros en la hora del recreo o por las mañanas, a las órdenes de Alberto Codeso, actualmente entrenador ayudante de Joan Peñarroya en el San Pablo Burgos de Liga Endesa.

En la resi, el primer año del Real Madrid de baloncesto vivíamos Pablo Aguilar, Alejandro López, Fran MBA, Carlos Losada (nuestro tutor y entrenador al año siguiente) y yo. Recuerdo esa época con gran nostalgia pero sobre todo habiendo disfrutado mucho pese a haber sido también una época muy exigente. Para mí era como estar en unas vacaciones constantes, por supuesto que teniendo que estudiar y estando al día en el colegio, pero siempre teníamos un hueco para ir a otra habitación a escuchar música, jugar a la play o ‘putearnos’ entre nosotros.

En Alcorcón estuve dos años, el último de cadete y el primero de junior. El año de segundo de bachiller decidieron cambiar de residencia. Nos fuimos a Getafe, al Colegio Aristos. Allí también nos trataron de maravilla, pero era un poco más aburrido, ya que solo estábamos los de la cantera del Real Madrid, unos 15 jugadores o así, no recuerdo exactamente.

Las instalaciones eran súper grandes, así que de vez en cuando venían grupos o equipos a hospedarse durante fines de semana o concentraciones. Recuerdo que una de las veces vino la selección española de baloncesto en silla de ruedas y una noche que estábamos hablando con ellos nos propusieron ir a echar unas canastas al pabellón. Lógicamente, cualquiera que me conozca un poco sabe que era impensable decirles que no. Menudas risas nos echamos con ellos intentando hacer bandejas, cruzándolas por encima del tablero… ya ni os cuento el ridículo que hicimos tirando tiros libres o triples… jaja.

#YoMeQuedoEnCasa recordando más anécdotas de las que viví en Madrid para compartir