El penúltimo día del pasado mes de diciembre cumplió 30 años Antonio Jesús Domínguez Galván, portero frexnense de la selección extremeña de fútbol 7 de parálisis cerebral, tipo sensacional desde cualquier punto de vista desde el que se le juzgue.

Durante este fin de semana he estado siguiendo la jornada de la Liga Nacional, que se ha disputado en Malpartida de Plasencia. Ahí estaba Antonio, con sus compañeros, defendiendo la meta del combinado extremeño. Y lo ha hecho tan bien como siempre, lo que le ha llevado en años anteriores a ser llamado para la selección española.

Antonio es un ejemplo a seguir. En algún momento, me consta, ha estado a punto de arrojar la toalla, pero finalmente le ha podido su compromiso incondicional con su Extremadura, esa que tanto ama, desde luego.

La selección ha hecho un buen papel después de varios tropiezos en los últimos compromisos, una vez que el equipo, que llegó a ser campeón español, ha bajado su nivel, algo por otra parte lógico. El mejor invento del deporte extremeño, el binomio Judex-Jedes, nos ha dado mucho, pero milagros los justos.

Me encanta seguir viendo a Antonio, protagonista también de un excepcional documental que le hizo Javier Mendoza para la Federación Extremeña de Fútbol que recomiendo a todo el mundo. Es siempre saludable contemplar los casos de superación como el de este deportista, un verdadero campeón al que Abel Becerra, el exseleccionador, moldeó para la causa.

Mi admirado Antonio: no te retires nunca. Tienes que seguir parando balones como si no hubiera un mañana. Mi ‘portero de la vida’ no es Ter Stegen, Oblak o Cortois. Ni siquiera Casto, Kike Royo, Javi Sánchez, Sebas Gil, Ángel Bernabé, Pavel, Alex Hernández, Diego, Jorge Cáceres o Sergio Moya. Eres tú.