ESPANYOL: Lafuente, Zabaleta, Torrejón, David García, Chica, Angel, Lola, Coro, Ewerthon (Rufete, min.55), Riera y Luis García (Jonathan Soriano, min.81).

ATLETICO DE MADRID: Franco, López, Pablo, Perea (Eller, min.63), Pernía (Seitaridis, min.46), Camacho, Raúl García, Maxi, Luis García, Agüero y Forlán (De las Cuevas, min.76).

GOLES: 0-1, min.27: Agüero; 0-2, min.30: Forlán.

ARBITRO: Clos Gómez (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Pernía (min.20), Chica (min.26), Perea (min.41), Luis García (min.43), Torrejón (min.81) y Maxi Rodríguez (min.86).

El Atlético de Madrid dio un paso importante en sus aspiraciones para lograr una plaza en la próxima edición de la Liga de Campeones tras derrotar a un inoperante y deprimido Espanyol, que se despidió de sus escasas opciones europeas.

Los delanteros rojiblancos ´Kun´ Agüero y Diego Forlán se bastaron y sobraron para sonrojar a un equipo que, salvo en los primeros minutos, nunca dio muestras de estar capacitado para llevarse el triunfo. Los blanquiazules, confirmaron un partido más, que la Liga se les está haciendo demasiado larga.

No obstante, las buenas sensaciones transmitidas por el equipo españolista se fueron al traste en cuestión de cinco minutos. Agüero avisó con un remate de cabeza que Lafuente despejó con apuros a córner. El ´Kun´ no perdonó en la siguiente acción y, aprovechando un clamoroso error de la defensa, anotó sin oposición.

El nerviosismo se hizo presa de un Espanyol que no supo digerir el primer contratiempo del encuentro. Pero los males del conjunto blanquiazul no terminaron aquí, porque en el siguiente ataque Forlán aprovechó un mal despeje de Lafuente para ampliar la ventaja.

CON SUFICIENCIA El equipo de Aguirre jugó a su antojo y pudo hurgar más en la herida españolista si Luis García hubiese sabido culminar una contra perfectamente conducida por Forlán y Agüero, que se movieron con una suficiencia bárbara entre una defensa catalana que naufragaba.

La desesperación se apoderó de buena parte de la parroquia local. Incluso el sector más activo arremetió contra los jugadores antes de abandonar su localidad, cansada de los malos resultados en la segunda vuelta. El divorcio entre la grada y el equipo quedó patente.

El Atlético controló el encuentro sin agobios. Tan cómodos y superiores se sentían que ni siquiera se esforzaron en exceso para lograr el tercer tanto.