Fabio Cannavaro y Thierry Henry, presente y pasado del Juventus, buscan hoy alzarse con la Copa del Mundo. Desde posiciones diferentes en el campo y una filosofía distinta en cuanto a la manera de interpretar el fútbol, ambos se han convertido en referentes indiscutibles de sus respectivas selecciones; uno es un baluarte infraqueable en la defensa de Italia, mientras que el segundo es el hombre-gol de una Francia que apela al espíritu del 98. Dos caras distintas de monedas diferentes.

Cuando Romano Prodi entró en el vestuario de Italia, instantes después del triunfo ante Alemania, se encontró con una escena inolvidable. Fabio Cannavaro estaba subido a un banco y ejercía de director de orquesta. Los jugadores cantaban una de las canciones favoritas del capitán, un napolitano de la cabeza a los pies: ´O sole mio´. Y el primer ministro dejó de lado los discursos y se unió al coro, en medio de un compromiso unánime, uno de esos pactos que para un napolitano son sagrados: "El domingo queremos cantar otra vez, después de ganar la final".

Y cuando a Cannavaro se le mete algo en la cabeza casi siempre se sale con la suya. Nadie mejor que él representa el espíritu de esta italia resucitada. Poco antes de iniciar el Mundial, cuando explotó el escándalo que en Italia se conoce como el Moggigate , el capitán de la Juventus fue uno de los que más sufrió las iras de los tiffosi que le increparon cuando fue a declarar. "Me molestó que me insultaran, aunque en el fondo me hicieron más fuerte", afirmó. Tan fuerte que se ha convertido en uno de los mejores defensas y figura entre los 10 candidatos a mejor futbolista del torneo.

Henry también se encuentra en esa posición de privilegio, pero su camino ha sido bien diferente. El francés no es la estrella de Francia, oscurecido por el brillo de Zidane. El delantero no ha completado un buen Mundial, aunque ha marcado tres goles y su porcentaje de remate es muy bueno. Es lógico; tiene un equipo que juega para él. Es el único delantero.

Rebelde

Alejado de los centros de poder de la selección, Henry lanza un mensaje. "Es normal que se hable de Zidane, pero no nos equivoquemos, hemos jugado como un equipo", afirma. Hay en esas palabras un tono de rebeldía. Cansado de estar siempre a la sombra de una generación en la que no se sintió totalmente integrado. "No solo se retira Zidane, también Thuram y Makelele dejan la selección", añade.

Cansado de su mala conexión con Zidane -un pase, el de la falta del gol a Brasil, en 8 años y 57 partidos juntos-, Henry se enfrenta a su pasado. En el Juventus, Henry renegó del fútbol hasta que lo rescató Wenger para el Arsenal. Sabe lo que le aguarda hoy: "Italia es un equipo que espera, te adormece y luego te marca dos goles". Así es su vida. Hace 8 años que espera este partido.