Después de encadenar 39 partidos sin conocer la derrota, el Barça solo ha ganado uno de los últimos cuatro encuentros. El bajón ha sido espectacular, por el contraste con la magnífica cadena de resultados que invitaron a propios y extraños a dar por cerrada la Liga. Ahora todos la ven abierta después de que el once azulgrana haya sumado solo uno de los últimos nueve puntos.

Pasa factura el excesode confianza

Del 17 de octubre del año pasado al 2 de abril del actual duró la racha, con 33 victorias y 6 empates. El 2-2 en el campo del Villarreal, donde el equipo se dejó igualar un 0-2 favorable en el descanso, inició el declive. Luis Enrique hizo dos sustituciones en dos minutos (retiró a Piqué y a Arda Turan por Mathieu y Alves) y el equipo se distrajo, encajando dos goles en seis minutos. Algo semejante sucedió en el clásico frente al Madrid. Con el 1-0 y el poco interés que mostraban los blancos por apurar sus opciones en la Liga (fueron los primeros en rendirse tras perder el derbi con el Atlético), el equipo se confió y luego no tuvo tiempo para reaccionar tras el gol de Cristiano.

La falta de alternativa alas estrellas, el déficit

Tiempo le sobró en Anoeta al Barça: 86 minutos tuvo por delante para igualar el gol de Oyarzabal. La misma situación que el año anterior, cuando Jordi Alba adelantó sin querer a la Real en el minuto 2. El equipo de Luis Enrique tampoco supo desarmar al once vasco. Aquella vez sin Messi de titular, ya que salió en la segunda parte para apagar el incendio sin lograrlo; en esta, como el astro de capitán. Suyos fueron los mejores remates, más un disparo de Iniesta. Neymar se perdió por la frontal del área y Munir no entró en juego. Ausente Luis Suárez, la Real tuvo una preocupación menos. El gol es cosa de tres. Cuando falla el tridente --básicamente Messi, que suma cuatro partidos sin marcar por primera vez desde el 2011--, se hunde el equipo, carente de alternativas fiables.

El calendario: una etapadura y complicada

La tónica de resultados en San Sebastián (el último triunfo fue en el 2007) anticipaba las dificultades que suponía ir a Anoeta. El propio Luis Enrique dijo en la víspera que era para reflexionar. Sin embargo, el desenlace fue el mismo. La intensidad y la complicación del calendario (4 partidos en 12 días, entre ellos, ante el Madrid y dos con el Atlético) ha elevado el nivel de exigencia del Barça, reduciendo las rotaciones de Luis Enrique. Les tocó el turno a Rakitic e Iniesta. Suárez estaba sancionado. Sus sustitutos no respondieron. Jugaron Rafinha (el segundo partido en siete meses), Turan y Munir. Retiró a los dos primeros, completamente inocuos, y mantuvo a Munir porque carece de delanteros con Sandro lesionado. El recurso del técnico fue adelantar a Piqué.

Arda Turan no cumplelas expectativas

La conclusión es que Luis Enrique tiene un equipo titular (el que jugó ante el Madrid y el Atlético, con el turno rotatorio de los porteros) y unos suplentes que han interiorizado su condición. Los cambios en el once inicial se notan si Messi ni Neymar no están inspirados. Rafinha no ha podido ser una alternativa por su lesión, Vermaelen no se ha ganado la confianza del técnico, Bartra la ha perdido totalmente, y los fichajes no han aportado lo que se esperaba de ellos.

Especialmente en el caso de Turan, presentado como un gran fichaje, entre las prisas del Barça por cerrarlo en plena campaña electoral y el coste (34 millones más 7 en variables). Ha disputado 20 de los 25 partidos desde enero y solo ha completado cinco. Ha marcado un gol (el quinto al Rayo) y ha visto siete tarjetas. Aleix Vidal (18 millones más 4) ha jugado 14 partidos.