No se puede decir que Dreke Bouldin lo esté haciendo peor que su antecesor en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, Carleton Scott. Uno promedia 4,2 puntos y 2,9 rebotes (2,9 de valoración) en 19:36 minutos; el otro fue cortado con 1 punto y 2,7 rebotes (1,3 de valoración) en 16:11 minutos. Pero en ambos casos, lo que hay en común es que no está acreditando lo que se llama habitualmente números de americano .

De Bouldin, que se sabía que no era una estrella pero del que se espera más, cuelga una peculiar y explícita espada de Damocles . Su contrato tiene cláusula de rescisión unilateral por parte del club antes de que se cierre el plazo de incorporaciones, a finales de febrero. Si no mejora (y su equipo tampoco) será fácil ponerle como víctima propiciatoria, como ocurrió con Scott.

De momento, su aportación está resultando intrascendente, aunque en el club están contentos con su actitud y disposición para el trabajo. Poco hay de ese jugador que había levantado sospechas por un supuesto individualismo. Bouldin incluso se ha quedado en Cáceres en estas vacaciones navideñas --que sí ha aprovechado Leon Williams para viajar a su país-- e intenta adaptarse lo más rápido posible a un equipo que tiene más de un problema.

Su próxima ocasión para ganarse un sitio hasta final de temporada será este próximo viernes en Palma ante el Logitravel Mallorca.