Sólo falló la victoria de Daniel Pedrosa (Movistar Honda), que la tuvo en la palma de su mano, para que el Gran Premio de la República Checa fuese de neto color español, al producirse las victorias de Jorge Lorenzo (Derbi) y Sete Gibernau (Movistar Honda RC 211 V), en sus respectivas cilindradas de 125 y MotoGp.

Pedrosa iba camino de protagonizar una de sus magistrales lecciones, tras aguantar los envites de sus rivales, cuando la lluvia nubló su semblante los segundos justos como para que lo que parecía una nueva victoria acabase en el tercer lugar.

El piloto de Movistar había hecho méritos como para vencer, pues aguantó tras sus rivales cuando estos tiraron en el tramo inicial de la carrera y, cuando lo tuvo claro, tomó la iniciativa y cambio el ritmo de tal forma que en apenas un giro había endosado a sus oponentes más de un segundo de diferencia. Pero falló en su planteamiento cuando unas gotas de lluvia en una zona del circuito le hicieron levantar la mano a la dirección de carrera y aflojar el ritmo, mientras sus rivales, sabedores de que en tanto en cuanto no ondease la bandera roja había que "darle al acelerador".

El error hizo inevitable su derrota, que de no producirse habría supuesto la segunda triple victoria en la historia del motociclismo español, tras la del pasado año en Francia.

DOS TRIUNFOS Antes, en los 125 cc el mallorquín Jorge Lorenzo dejó claro que en el cuerpo a cuerpo tiene pocos rivales, mal les pese a sus rivales, que en algunos casos no encajaron de muy buen grado la agresividad de que en esos momentos hace gala el piloto de Derbi.

Lorenzo supo esperar y aunque se quedó descolgado en un segundo grupo, el mal planteamiento de los que iban delante le permitió volver a contactar y mantener sus aspiraciones.

Ni Max Biaggi ni el todopoderoso Valentino Rossi pudieron esta vez con Sete Gibernau. Su convicción y las prestaciones de su Movistar Honda RC 211 V le permitieron defender el liderato de MotoGP en Brno desde la primera a la última vuelta.

El ritmo que impuso Gibernau no lo pudieron seguir más que un puñado de pilotos, algunos de los cuales, como el brasileño Alex Barros o el estadounidense Nicky Hayden, pagaron su osadía con un accidente que les apartó de la carrera.

En las últimas vueltas Valentino Rossi quiso superar a Sete Gibernau, pero quizás con la humillación de Holanda todavía muy fresca en la retina del español, este no sólo no se lo consintió sino que cambió su ritmo y dejó descolgado al campeón italiano para sumar su tercera victoria del año y arrimarse un poco más en la clasificación provisional del Mundial.