Hay que ver la cantidad de cosas que se leen y se oyen durante estos días a cuenta de la tan cacareada cesión gratuita de derechos de LEB a otro club de la ciudad.

Soslayando el hecho de que el Cáceres Club Baloncesto es mucho más que un equipo de la Liga LEB y que quienes tenemos la responsabilidad de dirigir el club nos encontramos en la obligación de garantizar su continuidad futura y de no cercenar la ilusión de centenares de niños y sus familias, tengo que reconocer que el debate está en donde a algunos les interesa; y la cuestión de si la cesión gratuita es posible o no, ha sustituido a la que verdaderamente debería importar: la falta de compromiso institucional que nos ha llevado a esta situación y que en ningún momento se ha dicho en qué se concretaría para el año próximo.

O, dicho de otra forma, ¿la cesión gratuita de los derechos garantizaría por sí sola la presencia de un equipo cacereño en la LEB la próxima temporada? Me temo que no. Tampoco faltan en esta historia personajes de segunda fila afanados en buscar ¿soluciones técnicas? que hagan viable esa cesión gratuita de derechos LEB a otro club.

Es curioso también que cualquiera parece legitimado para poner en duda que los actuales responsables del Cáceres Club Baloncesto tengamos el máximo interés en que la ciudad pueda tener un equipo en Liga LEB el próximo año, cuando ya hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano por mantener el equipo en la Liga LEB esta temporada, arriesgando incluso nuestros patrimonios personales en el empeño. Sólo faltaba ya el sempiterno Julbe buscando como cada verano su cuota de protagonismo, esta vez mediante la amenaza. Todo vale con tal de no abordar el debate de fondo.

Pero volviendo al tema de la cesión, con independencia de los informes jurídicos desfavorables que la Federación Española emitió al Cáceres CB sobre la cesión de derechos a un club de nueva creación (informes que, al parecer, se vuelven sospechosamente favorables según quien los pida), los actuales responsables del Cáceres CB tenemos nuestros propios asesores jurídicos, en los que confiamos plenamente, y estamos convencidos de que una cesión gratuita de derechos, sea a un club nuevo o a uno ya existente, puede hacernos incurrir en responsabilidades penales, que nadie tiene derecho a pedirnos y que tampoco estamos dispuestos a asumir.

Aunque, como para todo en esta vida, hay una solución: que cualquiera de esos personajes que pueblan estos días los periódicos se hagan cargo del Cáceres Club Baloncesto y, desde la responsabilidad de su dirección, realicen la cesión gratuita de los derechos a otro club y carguen con las consecuencias legales a que posteriormente hubiera lugar y que, según ellos, no existen.