Quinta derrota consecutiva del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que se mete definitivamente en problemas de clasificación. Salvo reacción, adiós a los playoffs y hola a la lucha por la permanencia. El Carramimbre Valladolid pasó por encima de los alicaídos verdinegros durante 40 minutos para olvidar en el Multiusos (64-92).

Este equipo, hoy por hoy, está como mínimo en coma inducido. Las lesiones lo han asolado absolutamente, dejándolo casi sin talento ni, lo que es peor, energía. La llegada de Will Saunders no ha sido suficiente para recuperarla. El británico (1/10 en tiro) todavía tiene mucho camino por recorrer para llegarle a la suela a los añoradísimos Warren Ward y Niko Rakocevic, a los que se espera como agua de mayo. Lo malo es que es más que probable que el primero de ellos ya no regrese.

Lo peor seguramente fue lo ocurrió en el tercer cuarto, porque se puede consentir la falta de acierto o de fuerzas, pero no que se bajen los brazos, como pareció ocurrió. Este proyecto no se lo merece, aunque humanamente haya cierta disculpa ante tanta adversidad. Resultó terrible que todo esto ocurriese el día en el que se registró la mejor entrada de la temporada, con más de 2.000 personas en la grada.

Muchas de ellas no aguantaron hasta el final un espectáculo sonrojante para sus colores. El Carramimbre Valladolid fue una cruel apisonadora ante las carencias locales, tanto en ataque como en defensa. Curiosamente, uno de sus estiletes es de sangre cacereña: Alex Reyes, hijo de Miguel Ángel Reyes, exjugador del extinto Cáceres CB, se clavó un partidazo con 20 puntos (su promedio es de 5). Es casi sarcástico recordar que, cuando nació, a finales de 1993, Ñete Bohigas le llegó a tener en brazos.

El entrenador afronta ahora una papeleta complicada, una de las más angustiosas de su larga carrera. La plantilla que se le ha quedado tiene la fe bajo mínimos y ninguno de los seis partidos que restan --el primero este mismo sábado en la pista del puntero Prat-- se prevé sencillo. Hay que ganar uno o dos para sentirse salvado, pero lo único que se respira es la idea de que la temporada acabe cuanto antes.

SIEMPRE POR DETRÁS / No hubo apenas posibilidades. Los pucelanos se marcharon al principio (13-19, min. 7), acertadísimos en el tiro exterior, aunque esto es más fácil cuando se tira sin oposición. Un acercamiento al final del cuarto (21-23) resultó un auténtico espejismo baloncestístico, porque a continuación solamente un hubo un equipo.

En medio de un evidente colapso ofensivo local, todo tenía ya muy mala pinta al descanso (31-45), pero lo más difícil de ver estaba por llegar. El Cáceres pasó diez minutos dentro de una trituradora (parcial de 10-29) en medio de un desánimo general evidente. Es algo que apenas se ha visto en el Multiusos en tantos años de baloncesto profesional.

El último cuarto, terminado con tres juniors en la pista, sobró literalmente. El silencio resultó ensordecedor, con muchos haciendo cuentas ya mentalmente sobre lo que queda por pasar (y quizás por sufrir). Además, tampoco ayudaron los otros resultados de la jornada con los triunfos de Huesca, Clavijo, Palma y Lleida. En fin.

3Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Guille Corrales (5), Will Saunders (10), Luis Parejo (7), Rolandas Jakstas (13), Ola Keshinro (6) --cinco inicial-- Pol Olivier (9), Sergio Pérez (8), Robertas Grabauskas (6). Vieux Kasse (0), Javier Vasallo (0), Edu Recio (0).

3Carramimbre Valladolid: Gregg Gantt (15), Oscar Alvarado (7), Alex Reyes (20), Sergio de la Fuente (14), Jito Kok (1) --cinco inicial-- Henri Chattman (22), Cristian Uta (2), Daniel Astilleros (6), Rowell Graham (3), Maximiliam Hopfgartner (2).

3Marcador por cuartos: 21-23, 31-45 (descanso), 41-74 y 64-92 (final).

3Árbitros: Joaquín García y Jorge Muñoz. Sin eliminados.

3Pabellón: Ciudad de Cáceres.

3Espectadores: 2.200.

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