En apenas 24 horas al Cáceres Patrimonio de la Humanidad se le ha torcido la pretemporada. En tan corto espacio de tiempo dio por rescindida su vinculación con Anton Grady, que se marchó antes de prestar su orina para hacer un análisis de drogas, y también vivió la lesión de Andy Mazurczak, que posiblemente sea grave. El club lo hará oficial de forma inminente y como mínimo busca sustituto al ala-pívot norteamericano, mientras que se teme que tendrá que hacer lo mismo con el base polaco.

Dos bombas, sí, tratándose de un equipo que solo lleva tres días de preparación. Cada una con sus matices, pero que ya se está trabajando para solucionar lo antes posible. «Espero que sea cuanto antes porque la pretemporada es muy importante de cara a la liga regular», reconoce Ñete Bohigas, entrenador del Cáceres.

Grady, tras varios días en la ciudad y mostrar una actitud que no le gustó al club, se marchó horas antes de tener concertado un análisis de orina, tal y como se había comprometido contractualmente. Llegaba después de una sanción de un año (positivo de cannabis).

Por su parte, el base Mazurczak se accidentó en un tobillo durante un entrenamiento físico y, a la espera de las pruebas, se teme que tenga una lesión que le deje fuera de juego varios meses.