CACERES: Dani López (12), Blackshear (11), Juanmi Morales (9), Moya (11), Asselin (26) --cinco inicial-- Huertas (2), Humanes (3), Vicario (5), Francesc Cabeza (9), Oscar Ruiz (-).

CAI ZARAGOZA: Ciorciari (-), Lescano (19), Cilla (8), Reynolds (17), Brown (14) --cinco inicial-- Asier García (12), Urtasum (15), Ferrer (7).

MARCADOR POR CUARTOS: 18-13, 41-39 (descanso), 62-55, 75-75 (final de los 40 minutos), 88-92 (prórroga).

ARBITROS: Bardají y Fraile. Eliminados: Blackshear (min. 41) y Moya (min. 42).

INCIDENCIAS: El Cáceres quiso firmar el acta bajo protesta al final.

Por encima de la legalidad o no de la decisión final de los árbitros que condujo a una prórroga y la consiguiente reclamación local, triunfó el baloncesto. En estos tiempos de redifinición del basket en Cáceres, son saludables los partidos del corte del de anoche: un equipo corajudo y modesto, pero capaz, contra otro poderoso y lujoso, pero igualmente entregado. Resultado: un sublime espectáculo.

Y el CAI, el poderoso, fue el ganador, como pudo serlo el modesto. La escasísima frontera que separa un palmeo, una decisión arbitral, un fallo de un jugador y tantas otras variables se traducen en un éxito o en un fracaso. Le tocó esto último al Cáceres, dueño del choque largo tiempo.

En este duelo desigual, hubo alguien, integrante de la plantilla menor, que descolló hasta casi el infinito deportivo. Fue Josh Asselin, un jugador inmenso, capaz de acumular 48 puntos de valoración y de recuperar el mejor de los espíritus baloncestísticos locales. Sólo la actuación del americano fue justa respuesta al que pagó diez euros, cinco o los 130 del abono anual. Su presencia, imponente, acongojó a los maños, que salieron vivos gracias, entre otros factores, a la batería de hombres importantes que acumula Oscar Quintana.

El fallecido Carlos Guardiola, que tanto plasmó las excelencias de su Cáceres desde su personalísima óptica de detrás de una cámara, fue el único que se perdió la fiesta. Lástima. El, como el resto, hubiera disfrutado.

FRENETICO Fueron 45 minutos, en fin, de baloncesto ACB, bajo la careta de una categoría menor. Fue el Cáceres el que dominó casi siempre, amparado en su gigante americano, la estrategia de Ñete Bohigas y la convicción del global de sus hombres. Por ese orden. El juego transcurrió con fluidez entre una y otra canasta y los verdinegros, pese a las malas sensaciones de Kerry Blackshear, tiraron del electrónico (18-13, primer cuarto), gracias a un arreón final.

Asselin mediatizó siempre a las torres mañas, capturando cualquier rebote, por mucho que se repitieran en la misma jugada. Pero el CAI sigue siendo mucho CAI y, pese a la que la batalla interior la tenía perdida, echó mano de su talento exterior y su banquillo, con Urtasum, Ferrer y Asier García, para equilibrar el choque siempre, con diferencias que no subieron de los cinco puntos. El partido andaba frenético, intenso y ni siquiera la marcha de Reynolds por cuatro personales al inicio del segundo tiempo podía aventurar nada. El Cáceres rotaba bien, aunque le fallaba su tiro exterior. La vuelta de Blackshear dio más consistencia y el Cáceres pareció irse (62-51, minuto 30), aunque varias acciones puntuales no finiquitaron el choque.

La igualdad y las alternativas fluctuaron siempre hasta llegar a la jugada final del tiempo reglamentario: falla Moya, falla Lescano dos tiros libres, técnica a Quintana y el Cáceres que reclama que estaba dentro del tiempo. Los árbitros no hacen caso y, en la prórroga, salió cruz, pese a que Dani López tuvo opción de empatar. Fin de fiesta.