CACERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD - 80: José Antonio Marco (2), Luis Parejo (21), Garfield Blair (23), Kelsey Williams (8), Javier Carter (22) --cinco inicial-- José Medina (1), Miguel Angel Conejero (2), Carlos Ferreiro (0), Juanma Ruiz (0), Mansour Kasse (1).

ZORNOTZA SASKIBALAOI TALDEA - 88: Marcos Casado (13), David Quero (0), Iker Salazar (0), Ibon Carreto (15), Djimadoum Bandoumel (15) --cinco inicial-- Antonio Lorenzo (22), Borja Medía (2), Joseba Iglesias (12), Rowley (8).

MARCADOR POR CUARTOS: 26-18, 40-54 (descanso), 61-73, 80-88 (final).

ARBITROS: López Córdoba y Murillo.

Si el baloncesto fuese tenis, el Cáceres habría ganado su partido de ayer ante el Zornotza vasco. Ganó tres de los cuatro cuartos, pero el que perdió, el segundo, lo hizo con tanta contundencia que fue una carga demasiado pesada para el resto del choque. El 80-88 final es la primera derrota de la nueva aventura en LEB Plata, lo que despoja de la condición de líder al equipo de Ñete Bohigas.

El meollo del choque estuvo en esos minutos aciagos en los que el parcial llegó a ser de 0-18 a favor de la ordenada escuadra vasca, que aprovechó las crecientes carencias de un rival al que lo ocurrido debe servirle de lección. No es grave, no. Pero que se desengañen los que pensaban que esta competición iba a ser un paseo.

Y eso que todo empezó muy bien. El Cáceres anotó en sus primeros nueve ataques, una cifra espectacular, con un juego alegre e incluso brillante. Con el 20-4 en el marcador cuando solo habían transcurrido cinco minutos, se cruzaban apuestas en el Multiusos sobre la diferencia de puntos que tendría el cuatro de cuatro cacereño.

Nada más lejos de lo que sucedería. Algo se fracturó terriblemente en el interior del Cáceres. Se puede mirar a la segunda falta de Kelsey Williams, a la entrada de sus improductivos reservas o a un exceso de confianza, pero la realidad es que el Zornotza clavó un par de triples (uno bastante rocambolesco en el último segundo del cuarto) para engancharse (26-18, min. 10).

Faltaba, claro está, lo peor, lo más doloroso. Bohigas no quiso arriesgar la tercera falta de Williams mientras que su oponente encadenaba canasta tras canasta con enorme facilidad --muchas en transición--, mientras que los suyos se iban quedan sin ideas en ataque.

El adelantamiento fue a velocidad de Red Bull y en un abrir y cerrar de ojos la situación había dado un giro de 180 grados: 36-50 (min. 18). La mente preclara de José Antonio Marco no aparecía y otros como Garfield Blair se perdía en individualismos absurdos. Pero lo peor fue la sensación terrible de que a nadie, absolutamente a nadie, le daba la gana bajar a defender los rápidos contraataques del equipo de Amorebieta. Un Waterloo en toda regla.

HEROICA VACIA Con 50-64 y 20 minutos por delante, nada estaba perdido aún. La fórmula era tener un poco más de orden y de actitud. Lo segundo llegó, pero lo primero es algo que no consigue de un momento a otro. Y a este Cáceres le falta todavía mucho trabajo y no siempre, ya se ha visto, va a vivir del talento individual de sus hombres.

Dio la impresión de que los vizcaínos no llegaron a temer por el resultado final, aunque jugaron a un ritmo más bajo que en la primera parte. Las acometidas lideradas por Luis Parejo y Javier Carter --sorprendente su acierto desde el triple-- no fueron más lejos de un 67-75 faltando cuatro minutos y medio. El partido se le fue escapando entre los dedos a un Cáceres que quizás necesitaba una bofetada así, ante su gente.

Esta vez no habrá mucho tiempo para reflexionar. La próxima cita es en Fuenlabrada, el viernes. Y allí habrá que intentar jugar los cuatro cuartos.