Quiero desde aquí tributar un modesto homenaje a todos los que han hecho posible que durante los últimos 15 años, de manera ininterrumpida, hayamos disfrutado de un rugby de muy buen nivel en Extremadura en general y Cáceres en particular. Y lo hago en un momento triste, en el día después del descenso del histórico CAR, que no pudo superar la eliminatoria de permanencia y que se dio de bruces con la realidad del descenso. No voy a citar nombres, porque ha habido mucha gente involucrada en este proyecto, modesto en medios siempre, sí, pero ambicioso en ilusión y en espíritu deportivo. Ni siquiera ellos se han arrogado méritos. Pueden en el CAR estar orgullosos de lo hecho --mucho y bueno-- en todo este tiempo, con el deporte base por bandera y la competitividad y las ganas de vencer cada partido, con o sin éxito. El rugby es una de esas modalidades no muy bien entendidas y escasamente valoradas, pero para mí que toda esta gente merece la pena, por todo lo que han hecho... y lo que les queda por hacer.