Querido Diego

Hoy me encuentro con algo más de fuerza para poder recordarte junto con mis hijos y poderte ofrecer este pequeño y humilde pero muy sincero homenaje. No vamos a caer en cómo estamos de hundidos, quien bien nos conoce lo sabe. Para esto no hay medida. Y que tardaremos en reponernos. Cierto es que empujamos todo lo que pudimos durante 30 angustiosos días, donde la espera de la llamada para saber de tu estado se hacía insoportable.

Pero finalmente llegó esa última llamada que nos provocó ira, rabia y algún puño en la pared. No había explicación ni consuelo.

Un buen padre y esposo, hermano e hijo y muy amigo de tus amigos. Gran profesional. Y algo que todos destacamos: tu gran humanidad y capacidad de diálogo para ayudar a todos sin ningún tipo de distinción.

Te recordaremos como un señor, con clase y categoría, generosidad, auténtico. Todo un ejemplo de cómo hay que andar por la vida. Nadie te igualará, aunque queramos hacer una réplica.

Acompañaste a mis hijos a entrenamientos de rugby, a sus viajes fuera de Cáceres y ellos no lo olvidan. Rodrigo te recuerda a diario, sí, -como alguien escribió- ese sobrino pequeño con el que atravesabas el campo cuando terminaban los entrenamientos o partidos. No comprende no haber podido terminar la temporada contigo. Y es que, como bien dice esa canción que tanto te gustaba y que en todas nuestras celebraciones entonábamos: no se puede «contimpará». Ya lo decía Manuel Ángel, ¿recuerdas?

Álvaro con su aterrador silencio expresa su dolor. El te tenía como todo un ejemplo. El rugby será la mejor manera de reconocerte todo lo que hiciste por él.

Por mi parte me quedo con un recuerdo que no se borrará jamás. Unos días antes, apenas diez o doce antes de tu ingreso, en un partido de rugby donde Álvaro realizó un gran encuentro. Rodrigo jugueteaba por las gradas y tú, Fátima y yo compartimos aquella barbacoa y esas cervezas que tanto te gustaban. Nunca pude imaginar, que sería nuestra última vez.

Siempre permanecerás en nuestras vidas. Y nos recuperaremos, pero tu recuerdo nos acompañará siempre. Hasta siempre, Diego.

*Diego Rosado, histórico jugador, entrenador y directivo del Extremadura CAR Cáceres de rugby, falleció por coronavirus el pasado 28 de abril.