El problema sigue siendo el mismo: Arsène Wenger y los 40 millones largos que el Arsenal exige para dejar marchar a Cesc Fàbregas. El capitán de los gunners vino a reconocerlo así ayer en Madrid, sin dejar de apuntar que está loco por ponerse a las órdenes de Pep Guardiola. Lo que nunca hará es tirar por la calle de en medio, como el Kun Agüero en el Atlético, y forzar al máximo la situación para obligar al club londinense a buscar una salida. El respeto y agradecimiento que tiene al técnico francés se lo impiden.

Hace mucho tiempo que el interés del Barça en rescatar a Cesc dejó de ser un rumor, aunque el propio Wenger lo calificase de esa manera hace tres días al comentar que a veces ocurre que ese tipo de ruido acaba dando forma a un fichaje. También dijo que tampoco este año saldrá del Arsenal. El jugador no quiso contradecirle, pero tampoco se privó de hacer un guiño tras otro al Barça. Más comedido primero, en la rueda de prensa de presentación de la nueva fragancia de Angel Schlesser, junto con la modelo Martina Klein, y muy directo después en las entrevistas personales.

QUEDAR BIEN "No todos los días voy a estar diciendo que quiero jugar en el Barcelona. Desde los 11 años mi sueño es jugar allí. ¿A quién voy a engañar? Si luego pasa o no, es otra cosa, porque yo no tengo todo el poder", declaró Cesc en TVE-1 después de haber intentado quedar bien con todo el mundo, consciente de que tal vez una de las cosas que más perjudicó su traspaso el año pasado fue aquella escena durante la celebración del título mundial en Madrid, cuando Puyol y Piqué le encasquetaron la zamarra azulgrana.

Lo cierto es que tras seis años sin tocar un título solo puede mirar con creciente ansiedad el momento de llegar al Barça. "Claro que me siento frustrado. El que no se sienta frustrado por no ganar títulos o está mintiendo o no es ambicioso. Yo sí lo soy. No ganar duele, sobre todo cuando lo das todo y te quedas a las puertas de todo", comentó Cesc, para decir después que el Arsenal vuelve a contar con un gran grupo de jugadores "con el que cualquier día se puede ganar algo importante... En eso estamos, en alcanzar el nivel para competir contra el Madrid, el Barça o el United, cosa que en los últimos años no hemos podido hacer".

LAZOS SENTIMENTALES Y vuelta a empezar con lo que significaría cambiar de equipo. "Está claro que el Barcelona es un gran equipo, el mejor del mundo ahora mismo. Ir allí garantiza títulos a todos los jugadores del mundo", añadió, sin perder de vista que la posibilidad de continuar donde está es un hecho y él no va a montar un numerito.

"Uno tiene sus valores --dijo--. Después de ocho años, de lo que he sentido y he vivido en ese club, con esa gente, no voy a provocar que por decir una palabra se vaya todo... Si me tengo que ir mañana o dentro de cinco años, lo diré el día que pase. El año pasado me posicioné y quizás me equivoqué. Es un tema que no me compete a mí, sino a los clubs".