Vive el Real Zaragoza, sin duda, un momento dulce después de años de guerra y convulsión. Desde la llegada de Víctor Fernández por enésima ocasión al banquillo maño, los aragoneses han reido muchas más veces que llorado. Fue Víctor el que apagó la zozobra de una temporada amarga el pasado año y ha sido Víctor el encargado de encender la llama de la ilusión para el zaragocismo en este inicio de campeonato en el que el Zaragoza es colíder tras sumar tres victorias y un empate por ninguna derrota. El último triunfo por 0-3 ante el Alcorcón destapó el tarro de las esencias y dio a entender de que es un conjunto que ha comenzado absolutamente lanzado esta temporada.

De momento, en La Romareda, no falla. Dos partidos, dos victorias. La primera fue ante el Tenerife en un partido muy bien jugado por los maños. La segunda, 1-0 ante el Elche con la ayuda del VAR en los minutos finales.

El factor La Romareda es algo que quiere proteger esta temporada el Zaragoza. En su feudo se siente sólido, atrevido y capaz de ganar a todos. Víctor Fernández explicó en sala de prensa que está mentalizando a su plantel de que tiene que gestionar las emociones que transmite jugar en La Romareda: «si eres capaz de gestionar eso tienes muchísimo ganado y hay que tenerlo como aliado. Tiene que ser un disfrute y un estímulo».

En lo deportivo, el Zaragoza pierde a un hombre importante como el nigeriano James Igbekeme, que sigue con problemas musculares. Tampoco estarán Lasure ni Zapater.

El gran peligro del Zaragoza está en sus tres hombres de arriba. Por un lado, la magia del japonés Kagawa. Por otro, la velocidad de la pantera Rafael Dwamena. Y, como guinda, devorador de goles Luis Suárez, autor de tres de los siete goles de su equipo este año.