Roger Federer no daba crédito a lo que sucedía. "Es increíble, no sé si reír o llorar", afirmó el tenista suizo, porque ninguna de las figuras se resignó ayer a abandonar las instalaciones con el interminable partido en escena. Novak Djokovic también se resistía a irse. Entre risas, hasta quiso encontrar una clave, una nueva regla para que el partido interminable finalizara de una vez: "Lo mejor es que se decida jugar un ´tie-break´ con 50-50", apuntó.