ESPAÑA - 3: Casillas; Arbeloa, Albiol, Piqué, Capdevila; Cazorla, Busquets (Llorente, m.80), Xabi Alonso, Riera; Fernando Torres (Silva, m.57) y Villa (Guiza, m.57).

SUDAFRICA - 2: Khune; Gaxa, Mokoena, Booth, Masilela; Pienaar (Mphela, m.64), Sibaya, Dikgacoi, Modise; (Van Heerden, m.69) Thsabalala (Mhlongo, m.83) y Parker.

GOLES: 0-1, m.74: Mphela. 1-1, m.88: Guiza. 1-2, m.89: Guiza. 2-2, m.90 (+3): Mphela. 3-2, m.107: Xabi Alonso.

ARBITRO: Matthew Breeze. Mostró amarilla a Busquets, Piqué, Albiol y Llorente Por España; y a Pieenar, Mphela y Masilela por Sudáfrica.

La selección española conquistó el tercer puesto de la Copa Confederaciones, gracias al duende de Dani Guiza que lideró una reacción de orgullo para escapar de la decepción, con un tanto de falta de Xabi Alonso en la prórroga (3-2), que castigó el esfuerzo de la luchadora Sudáfrica.

España cerró la Copa Confederaciones cumpliendo en el partido menos deseado por el futbolista, la final de consolación. Cuando pasaba de vivir un premio como campeón de Europa, a rebajar la euforia en una competición en la que la maquinaria de la Roja solo funcionó a pleno rendimiento en el debut ante Nueva Zelanda.

El rol de favorito ha sido difícil de asumir. Se encontró ante rivales menores con un planteamiento siempre defensivo, de desgaste y velocidad al contraataque. Se le atragantó ante Irak, donde salvó la pegada de David Villa. Y no lo superó ante Estados Unidos, víctima de dos errores defensivos, de la falta de puntería y unas decisiones cuestionables en los cambios de Vicente Del Bosque.

Algo pasa con Cesc Fábregas en la selección. Su ilusión, protagonista del estreno ante Nueva Zelanda con su partido más completo en la absoluta, se desplomó con su suplencia en el segundo encuentro y acabó de enterrarse siendo el primer cambio de la semifinal. Para la final de consolación, sin Xavi ni Iniesta, su ausencia deja inquietantes interrogantes.

Se empeña Del Bosque en aportar nuevos detalles tácticos a un grupo de jugadores nacidos para jugar con movilidad. Con libertad. Bien sea con cinco centrocampistas o con dos puntas. La apuesta por extremos no cala. Convierte a España en una selección más previsible. Y así salió ante Sudáfrica. Con un doble pivote destructivo: Busquets y Xabi Alonso, y dos jugadores abiertos en la banda: Cazorla y Riera.

La ausencia de Xavi es clave. Cesc miraba serio al tendido en el descanso. En la soledad del banquillo. Sin entender nada. No estaba el cerebro habitual, el futbolista que impone un estilo de toque. Fabregas mascaba su cabreo comprobando que en el campo faltaba elaboración.

Ya es agua pasada, pero Del Bosque debió dar descanso a Xavi en el tercer partido. Con la clasificación certificada forzó al jugador que más preocupaba por su carga de partidos. Le faltó confianza en Cesc para entregarle el mando. Se pagó caro en semifinales, con las fuerzas en reserva del jugador que marca el camino.

No podía permitir Del Bosque pasar de firmar récords históricos de victorias a encajar dos derrotas consecutivas. El once dejaba claro que iba por el partido. Pero la victoria costó más de lo esperado ante la combativa anfitriona.