El virus del covid-19 estaba por ahora respetando bastante al deporte extremeño más allá de la obligada suspensión o cancelación de competiciones. Pero ayer, justo cuando parece que el país empieza a ver la luz al final de un túnel que está siendo muy oscuro, se conoció una pésima noticia: un histórico del rugby autonómico, Diego Rosado, no podía superar las complicaciones derivadas del coronavirus y fallecía a los 54 años en Cáceres.

Rosado (15-12-1965) llevaba un tiempo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) luchando contra la enfermedad, ante la que hizo gala de su fortaleza durante un mes. Era una persona muy querida en el Extremadura CAR Cáceres, la entidad en de que fue parte de sus primeros pasos a principios de los años 80. «Ha sido un duro golpe», destacó la entidad en un comunicado, en el que se le llega a calificar como «uno de los pilares del club».

Licenciado en derecho por la Universidad de Extremadura, ejercía su profesión en los Juzgados de Cáceres ocupando el puesto de director de la Secretaría General del Servicio Común de Ordenación del Procedimiento de la oficina judicial y secretario coordinador de Cáceres.

TRAYECTORIA DEPORTIVA / Se incorporó a una edad muy temprana a un CAR que acababa de crearse. Todavía era un estudiante de bachillerato en el instituto El Brocense cuando el gran impulsor del rugby en la ciudad, Fernando Sánchez Pascua, profesor de Matemáticas del centro, le convenció para que probase un deporte desconocido en Extremadura por entonces.

Rosado se incorporó al primer equipo de juveniles que tuvo el CAR para después pasar a formar parte de la primera plantilla del club que compitió en categoría nacional. También estuvo en la selección extremeña. Nunca dejó ya el rugby y de hecho disputó su último partido con el equipo de veteranos del CAR el pasado mes de diciembre.

Su gestión siempre fue muy apreciada. Se incorporó a la junta directiva, colaborando como asesor jurídico y también echando una mano como entrenador de base. Justo antes de que estallase la crisis sanitaria, a principios de marzo, dirigió a la escuadra de categoría sub-16 en una cita competitiva en Valladolid.

«Quiero agradecer a Diego el tiempo que nos ha regalado durante tantos años, trasmitiéndonos a todos los estamentos de nuestro club su humildad, honestidad y el trabajo que de forma incondicional siempre estaba dispuesto hacer», comentó Germán García, presidente del CAR. Junto a todos los estamentos del club quiso «transmitir nuestro cariño y un fuerte abrazo a su esposa, Marta, e hijas, María y Marta, así como a sus hermanos, especialmente a Juan Rosado [también componente del equipo en su día] y a toda su familia».

«Gracias Diego por todo lo que nos distes, nunca te olvidaremos, descansa en paz», apuntan sus amigos del rugby.