Dicen que el esfuerzo cuanto más sufrido, más bello. Totalmente de acuerdo. Una etapa de montaña con cinco puertos de categoría especial, siempre resulta más interesante que una llana. Ayer llovió de lo lindo sobre el circuito de Aguas Claras de Valencia de Alcántara mientras se desarrollaban las pruebas absolutas masculina y femenina. Algunos se lamentaban de que la climatología había arruinado el espectáculo y que la lluvia deslució lo que prometía ser un día de atletismo del bueno.

Sin embargo, que las nubes se cebaran con los atletas sirvió para observar cross de verdad. Lucha en estado puro. Barro, agua y atletas desafiando a los elementos. Unos con esperanzas de inscribir su nombre entre los ganadores de esta prueba. Otros simplemente disfrutando, sí disfrutando, del atletismo. Hace unas semanas en su habitual columna del suplemento deportivo Campeones, Pablo Villalobos --uno de los que ayer se pegó una calada de miedo-- afirmaba que "los atletas están hechos de una pasta especial". Esa pasta especial debe ser de la que tiraban ayer aquellos competidores que eran doblados y que de sobra sabían que no iban a tener ni una línea en las crónicas del día siguiente. Va por ellos. Aquellos que besaron el suelo tras resbalarse y se levantaron con más fuerza --hubo más de uno--. Aquellos que tras acabar sus carreras continuaron corriendo bajo la lluvia para tonificar los músculos.

Combatir el agua

Pero la lluvia no sólo se encontró con la resistencia de los deportistas. A pie de circuito los aficionados --los de verdad, al menos-- estuvieron dando ánimos a los atletas con sus aplausos. Ese calor anímico era capaz de frenar la gélida climatología. Ahí se mantuvieron firmes hasta que el último cruzó la meta.

Los paraguas invadieron los laterales del circuito. Otros tiraban de las capuchas de sus anoraks. Los olivos alrededor del circuito valían como improvisados puntos para eludir el agua. Todo valía contra el aguacero.

También hubo algunos aficinados que prefirieron dejar la jornada de campo a través para otra ocasión con mejor tiempo, pero la mayoría aguantó.

Uno de los puntos de protección de la lluvia que más éxito tuvo fue una mini carpa cerca del recorrido donde se congregaban organizadores, autoridades, prensa, deportistas y aficionados. Allí fue a resguardarse entre otras Marta Domínguez y vaya revuelo que se montó. Todos querían compartir unas palabras con la atleta palentina. Foto por aquí, foto por allá. Allí, con menos popularidad, también estaban las deportistas africanas.

Y es que la trigesimoctava edición del Gran Premio Cáceres de campo a través contó con un amplio repertorio de nacionalidades. Kenia, Marruecos, Portugal y Ucrania eran algunas de las banderas que estaban representadas en el circuito.

Pero los atletas que fueron más empujados por parte de los aficionados eran los extremeños, como es lógico. Bueno, los de la región y... Marta Domínguez. La palentina despertó el interés de todos. De hecho, muchos reconocían que se habían acercado para ver en acción a una de las grandes esperanzas españolas para los Juegos Olímpicos de Pekín.

Independientemente del papel que realizase, tener un deportista de tanto prestigio entre los competidores siempre es una garantía para vender este producto llamado atletismo.