J. K. Rowling no sabía que además de enganchar a una generación al mágico mundo de Harry Potter, también sembró la semilla de una nueva modalidad deportiva. El quidditch. Ese juego que practicaba el joven mago a lomos de su escoba, la Saeta de Fuego. Un deporte que, poco a poco, está creciendo y evolucionando en España.

«Fue en 2016, estudiaba en la Universidad de Burgos y allí ofertaban muchos cursos, de todo tipo. Un chico alemán vino de Erasmus y creó un equipo de quidditch. Me animé y fui a probar», narra Raquel Macías (1989, Calamonte). Y tres años después, la extremeña puede presumir de ser campeona de España de esta disciplina.

Fue el pasado mes de diciembre, con el combinado Madrid Lynx, de Azuqueca de Henares. Además, también ha participado en un mundial con la selección española. Pura magia. «Nos costó muchísimo ganar la Copa de España, esta edición ha sido de las más competidas. Ahora toca pensar en la competición europea, que se celebrará en Bélgica», detalla Macías.

Pero no es oro todo lo que reluce. «Hay mucha gente que no viene a probar este deporte porque se piensan que va a estar repleto de frikis. Estando entrenando en Burgos nos han dicho de todo. No hay que ser fan de Harry Potter para practicar este deporte, para nada», lamenta la campeona extremeña.

Y, como en la mayoría de deportes minoritarios, España está a la cola del mundo. En Gran Bretaña los estadios se abarrotan de aficionados para presenciar partidos de quidditch, aquí falta mucho. «Influirá la mentalidad, España es un país lleno de prejuicios. Todo el mundo opina y critica todo. Somos de mentalidad cerrada», señala.

Objetivo y machismo

«Se trata de un deporte mixto, de contacto y al aire libre. El objetivo es lograr más puntos que el contrario, marcando goles en tres aros e intentando coger la snitch, que tiene un valor de 30 puntos», detalla Macías, una de las jugadoras más valoradas en el panorama nacional y que sueña con difundir este deporte en Extremadura.

Ser profeta en su tierra, su sueño. «En Extremadura no hay equipo. Mucha gente me ha pedido que haga alguna concentración o convivencia para que la gente conozca este deporte. Faltaría apoyo de la administración pública, para ceder terreno y demás, pero me encantaría que hubiese un equipo aunque, de momento, es complicado», indica.

Y, a pesar de ser mixto, el machismo está también presente en este deporte. «Siempre he practicado deportes colectivos, como el fútbol o el baloncesto. El quidditch no tiene tanto machismo como los anteriores, pero también he pasado situaciones de que los chicos no me pasasen el balón. He tenido que hacerme hueco hasta llegar a donde he llegado», confiesa.

Juventud, talento y ambición, aunque sus metas ya están cumplidas. «Sigo teniendo hambre por ganar y competir, pero creo que he cumplido con creces todos los objetivos marcados. El objetivo está más vinculado a la formación, en hacer evolucionar y hacer crecer este deporte en España», desea Macías.