Apenados, hundidos, muy afectados..., pero sobre todo cansados, muy cansados. Así llegaban a la sede de la Federación Territorial Extremeña de Automovilismo, en la mañana de ayer, los miembros de la misma, con el presidente Juan B. Pardo Mañas al frente. Venían de Plasencia, de vivir unas horas angustiosas y de presenciar en directo el drama en una familia del norte de la región y el susto en otras del sur. El propio Juan B. Pardo, junto a miembros de la escudería placentina que organiza el Rally Norte de Extremadura y del propio alcalde de Marchagaz, estuvieron el pasado sábado en la capilla ardiente del joven Manuel Regidor Sánchez, fallecido cuando se disputaba el tramo A-2 de la citada competición. Fuentes de la propia federación confesaron que las palabras de la propia madre del fallecido habían servido de aliento ante tanto drama.

Luego visitaron a todos los heridos y se interesaron por cuantas personas se vieron involucradas en el accidente. Todo ello antes de emprender el regreso a Almendralejo. Una vuelta efímera porque el presidente Pardo Mañas tenía que salir de inmediato rumbo a Cáceres para cumplimentar a los integrantes del Rally Transibérico, que llegaba ayer a la capital cacereña.

DOLOR Una de las personas que más se han interesado por todo lo acontecido y por la evolución de los heridos según se afirmaba ayer en la sede federativa es el director técnico de la Real Federación Española de Automovilismo, Javier Sanz.

La territorial ha designado a un portavoz, el abogado Antonio Bermejo, para pronunciarse sobre el accidente. Había consenso en que sólo una sucesión de trágicas casualidades y el infortunio habían llevado al triste desenlace.

También se subrayaba una y otra vez que en el mismo momento en que se tuvo conocimiento de la circunstancia el rally quedó fulminantemente suspendido y que las clasificaciones salieron a la luz exclusivamente para dar cumplimiento a lo que exige la reglamentación.

El accidente tuvo una honda repercusión en Almendralejo, donde al margen de la ubicación de la territorial está el hábitat natural tanto de los pilotos implicados en el accidente como de los tres heridos. Todos evolucionaban favorablemente en la jornada de ayer y hasta se daban gracias porque la colisión no tuviese peores consecuencias. Los pilotos visitaban ayer en el hospital emeritense en el que están ingresados dos heridos.

Testigos presenciales del suceso comentaban ayer que "todo se desarrollaba perfectamente y había terminado el primer bucle, con las pruebas A-1, B-1 y C-1. Cuando comenzó la A-2, los tres primeros coches llegaron al control-stop sin problemas, pero el cuarto no lo hizo. Cuando llegó el quinto avisó de que algo grave había pasado". Sin muchas ganas de seguir profundizando en el tema, esa misma fuente explicó que "el tema era complicado por los signos de alarma en los aficionados. Enseguida se paró la prueba. El sexto coche estaba en el tramo pero el séptimo ya no salió. Y el sexto lo que hizo al llegar al control fue confirmar la gravedad de lo que había sucedido". Nada más conocerse el problema, las ambulancias entraron en el tramo y se procedió a la evacuación de los heridos. En el caso del joven Manuel Regidor Sánchez nada se pudo hacer. En la federación se insistía una y otra vez en que "el infortunio nos ha jugado una mala pasada. Las medidas de seguridad estaban tomadas, pero el coche pegó parece que en una piedra y a partir de ahí todo se precipitó". Según se indicaba en la sede federativa, la Guardia Civil ha confirmado que en principio las normas de seguridad se cumplían al cien por cien cuando sucedió todo.