Si se gana hoy, la permanencia será un hecho casi palmario. Pese a que los números aún den un margen para la sorpresa, el Cacereño sabe que, venciendo al Pontevedra (17.00, Príncipe Felipe), el proyecto de Antonio Martínez Doblas tendrá continuidad en Segunda B.

"Es una final", repite José Luis Montes, el arquitecto de un espectacular cambio que ha llevado al equipo de la cola de la clasificación a rozar la zona templada. Y todo, en lo que equivale a una sola vuelta. Con números de play off de ascenso, el CPC pretende certificar cuanto antes su seguridad. El aplomo defensivo del bloque, juegue quien juegue, transmite una tranquilidad absoluta a los seguidores, felices por la trayectoria.

Sin Mauri ni Abel Segovia y con la confirmación de que Prats y Dieguito seguirán siendo los laterales pese a que Palero y Dani Gómez están bien, dos fijos en el once, el Cacereño recibe a un Pontevedra que ha vuelto a cambiar de entrenador y que está semihundido en un lugar no predestinado para una plantilla renovada y que partió con el objetivo de estar justamente en la zona contraria a la que ahora ocupan los gallegos.

"Para ellos es una final, una de sus últimas oportunidades. Para nosotros también es vital, porque queremos que sea el paso definitivo para salir de la zona de alto riesgo", reflexiona Montes. "Ganando estaríamos prácticamente salvados", dice el entrenador del Cacereño, que antepone este objetivo al que se pueda plantear después: entrar en puestos de plaza de Copa del Rey. "Vamos a ir paso a paso y ahora toca asegurar la permanencia", resalta el entrenador, que en breve puede negociar su renovación por la entidad.

En el Pontevedra, mientras tanto, son bajas seguras dos de sus mejores hombres: los centrocampistas Dani Pendín, lesionado, y Santi Amaro (ex de Mérida y Extremadura) por sanción.