El bronce conquistada en el Mundial de Brasil ratifica la presencia de la selección española en la elite del balonmano femenino, en la que el conjunto nacional irrumpió hace tres años con la sorprendente plata cosechada en el Campeonato de Europa de Macedonia 2008.

Un éxito que España corroboró en el Mundial de China, donde las de Jorge Dueñas lograron la cuarta plaza, que confirmaba la vocación de permanencia de una selección, convencida ya de su capacidad de competir de igual a igual con los mejores, a los que no hace tanto tiempo miraba desde la distancia. Incluso la undécima plaza obtenida en el Europeo de Dinamarca y Noruega 2010 no fue malo, ya que estuvo marcado por el caos aéreo que impidió llegar, hasta un día antes de su debut.