A Roberto Blanco parece que se le cierra el estómago cuando pierde.

-¿Un bocata de jamón del bueno, Rober?

-Nah, gracias.

La conversación, correcta pero parca para lo que es él, se produce de madrugada en una estación de servicio muy cerca de Salamanca, en Arapiles. Hace un frío que pela y han pasado más de dos horas desde que el Cáceres Patrimonio de la Humanidad se quedó con la victoria en los labios en la pista del Trapa Palencia. 87-86 en la prórroga y, pese a la poderosa imagen ofrecida, fin a los cuatro triunfos consecutivos.

El entrenador, en contra de las suspicacias iniciales, está haciendo muy buenas migas con su ayudante Armando Gómez, un hombre importante en el buen arranque del Cáceres. La mente de ambos está ya en dejarse las pestañas el día siguiente en la preparación del encuentro que espera el próximo viernes ante el LHA Alicante. Los jugadores tendrán el fin de semana libre.

Pero no del todo, claro. Por la cabeza de Blanco pasan todavía los 45 minutos de juego en el pabellón palentino, sobre todo los dos finales, el del tiempo reglamentario y el de la prórroga. Quizás (no: seguro) fue uno de los partidos más emocionantes de casi 30 años de baloncesto profesional en Cáceres. Y el concepto «orgullo» por una vez le ganó a la palabra «derrota», al menos desde la perspectiva del aficionado.

De tú a tú

Un par de horas atrás, en la sala de prensa de Palencia, el técnico placentino aireó una vez más lo que le cuesta asumir desenlaces así. «Vivo con mucha pasión mi trabajo», indicó con voz ‘tocada’.

«Nos ha costado un poco entrar en el partido en el primer cuarto, con dificultades para defender situaciones de bloqueo indirecto y dejando a sus tiradores en posiciones liberadas», empezó analizando. «Luego hemos conseguido meternos a través de una buena defensa, con esa energía que nos caracteriza, y en ataque hemos tenido las ideas más claras», añadió. También se declaró «orgulloso» del trabajo de los jugadores porque «jugarle de tú a tú a un equipo como Palencia pocos lo pueden decir».

«El partido se ha decantado por pequeñitos detalles. Hemos cometido algún error en las situaciones finales y tenemos que corregirlo, porque nuestro objetivo es competir para optar a ganar», añadió, descartando comentar el arbitraje. Sus protestas en la última jugada, en la que reclamó falta sobre Arkeem Joseph, había sido minutos antes públicas y notorias.

Pese a eso, el Cáceres se marchó de Palencia felicitado y contento del trato recibido. Como dijo Blanco «es una gozada jugar ante un público así»: animoso con su propio equipo pero educado con el rival. 17 canchas más así en la LEB Oro, con casi 5.000 espectadores, la volverían a convertir en una de las mejores ligas de Europa, que nadie lo dude.