ESTADOS UNIDOS: (18+19+20+20) Iverson (17), Marbury (8), Odom (7), Jefferson (-), Duncan (14), -cinco inicial-, Wade (6), Boozer (6), Anthony (-), James (10), Marion (8) y Stoudamire (1).

GRECIA: (17+14+22+18) Papalukas (8), Chatzivretas (6), Kakiuzis (9), Fotsis (22), Papadopulos (14) -cinco inicial-, Alvertis (-), Zisis (5), Spanulis (-), Dikudis (3) y Tsartsaris (4).

ARBITROS: Bultó (ESP) y Mercedes Sánchez (DOM). Excluyeron por personales a Duncan (m.37).

INCIDENCIAS: Segunda jornada.

Estados Unidos parece haber entendido el mensaje que les envió Puerto Rico, al menos lo bastante como para sortear un envenenado partido ante Grecia, el equipo anfitrión, al que rebasaron de manera muy apurada en un final apretado que, en estos instantes, sólo les vale para tomarse un respiro.

El repaso histórico a manos de los antillanos rescató las escasas ansias de formar un equipo que los estadounidenses han demostrado hasta la fecha. Puede que ahora deseen erigirse en un colectivo y no les salga, pero también puede que estén en condiciones de conseguirlo y sus rivales no se lo permitan porque yo han perdido esa aureola de invencibles que paseaban.

Al descanso el marcador ya no era nada claro (37-31) y, al cabo de unos cuantos minutos de juego en el tercer cuarto, estalló por fin en lo que la grada esperaba: la remontada helena y la presión sobre los norteamericanos. Un parcial de 2-9 culminado por Dikudis completó el escenario soñado por los de casa (39-40 m.23).

MAS APUROS Tim Duncan, la reserva espiritual del ´equipo´ dirigido por Larry Brown, salió a la arena para comandar un parcial de 12-0 (de 43-44 a 55-44 m.27) en un intento por devolver la tranquilidad a los suyos. El hizo su parte. Grecia la suya, que era seguir en la brecha, y ahí permaneció (57-53 m.30). Los norteamericanos entendieron la trascendencia del momento y no fallaron luego en el momento decisivo.