La oferta de renovación fue una invitación a irse. De 35 millones de euros al año, a solo nueve; de renovaciones de tres años, a solo una temporada. Sebastian Vettel lo entendió también así, y más después de ver como Charles Leclerc renovaba de rojo por cinco temporadas.

Es también la fórmula escogida por Ferrari para que el tetracampeón pueda despedirse de cinco temporadas vistiendo de rojo diciendo que es decisión del piloto no seguir. Pero lo cierto es que en Ferrari se habían decidido por Carlos Sainz hace ya meses. El madrileño es el elegido por delante de Daniel Ricciardo para asumir el relevo. Es rápido, consistente, y capaz de mantener sin ruido la rivalidad con pilotos rapidísimos como Max Verstappen o Nico Hulkenberg.

Sainz se molestó bastante cuando se filtró que había tenido conversaciones con Toto Woff tras la marcha inesperada de Nico Rosberg de Mercedes al final del 2016. Esta vez, él mismo, su padre y su entorno han sido escrupulosamente celosos de la confidencialidad que obliga un paso tan grande como vestirse de rojo en la F-1.

Sabe bien Sainz -porque Fernando Alonso se lo ha contado- que pilotos como Mark Webber, Robert Kubica, Nico Hulkenberg o Daniel Ricciardo llegaron a pasar reconocimiento médico, e incluso se hicieron asiento en Maranello, en mitad de una nube de precontratos que jamás llegaron a nada concreto. Y todos ellos tan solo en los últimos 10 años. Sainz no ha pasado del «me siento halagado» cuando desde la última carrera de 2019 en Abu Dhabi se la ha preguntado por el interés que había mostrado Ferrari.

PUNTO DE MADUREZ / Su extraordinaria temporada en McLaren le ha colocado el cartel de piloto «maduro», aunque a nadie en el paddock se le escapa que fue capaz de tratar de tú a tú a Max Verstappen en Toro Rosso, o de acabar batiendo al rapidísimo Nico Hulkenberg en Renault, y en ambos casos con el equipo volcado con en sus rivales, algo que se encontrará en Maranello con Charles Leclerc.

Sainz sustituirá a un tetracapeón del mundo como Sebastian Vettel tras cinco años en 101 carreras y 14 victorias que nunca le permitieron llegar a la ultima carrera con opciones de ser campeón, y eso a pesar de disfrutar del mejor coche un par de años, en 2017 y 2018. Sus propios errores le condenaron y su nivel de pilotaje nunca hizo olvidar a su predecesor, Fernando Alonso, que estuvo muy cerca de ganar el titulo en 2010 y 2012.

«Esta es una decisión tomada conjuntamente por nosotros y Sebastian, una que ambas partes consideran que es lo mejor. No fue una decisión fácil de alcanzar, dado el valor de Sebastian como conductor y como persona», explica el director de Ferrari.