Estamos en el año 2020 d.C. Todo el fútbol está parado por el coronavirus… ¿Todo? ¡No! Algunas pequeñas ligas de irreductibles futbolistas resisten al invasor… (¡qué grandes René Goscinny y Albert Uderzo y su Asterix y Obelix!). Y entre esos irreductibles, un español, quizás el único que sigue jugando ahora al fútbol, Pablo Gállego (Huesca, 1 de octubre de 1993), que durante dos temporadas dejó ver su velocidad por la banda derecha del Príncipe Felipe. «Del Cacereño guardo un recuerdo muy especial», asegura el pequeño extremo oscense, que defiende ahora los colores del Managua FC en la Liga Primera de Nicaragua.

«Aquí la situación es normal», relata vía whatsapp a el Periódico Extremadura, «el gobierno está dando indicaciones para que individualmente la gente tome medidas de higiene, de prevención, pero no hay ningún tipo de estado de alarma». Prueba de ello es que el fútbol, sigue, aunque la última jornada sí se jugó a puerta cerrada.

Ha habido algunas protestas de futbolistas para que se parara la liga siguiendo el ejemplo de lo que está pasando prácticamente en todo el mundo, pero de momento el Ministerio de Salud, que es quien debe decidir, no lo cree oportuno. «Ministerio, Federación y Liga se reúnen cada dos o tres días para valorar la situación. De momento llevamos casi una semana sin casos positivos, no sé si se debe parar o no», decía Gállego unas horas antes de confirmarse la primera muerte por covid-19 en Nicaragua.

Miedo no, preocupación sí

Miedo no, preocupación síGállego, por si acaso, está haciendo su particular confinamiento y solo sale para entrenar, jugar y comprar cosas de primera necesidad, aunque asegura no tener miedo («quizás soy un poco inconsciente»). Sí lo tiene, sin embargo, por su familia y amigos en España: «Me preocupa muchísimo lo que está pasando allí, la situación global». Su madre, «muy preocupada», quiere que vuelva cuanto antes, pero él trata de tranquilizarla asegurando que la situación en Nicaragua «por el momento está controlada, incluso mejor que en España. Yo voy a aguantar y les pido a ellos que sean fuertes y aguanten, que todo pasará».

Muy unido a Cáceres («es una tierra que considero mi segunda casa»), aún conserva ciertos lazos de unión, ya que sigue matriculado en la Universidad de Extremadura. «Aún tengo pendiente entregar la tesis». Reconoce estar siempre bien informado de la actualidad del Cacereño, un club en cuyas quinielas ha estado en alguna ocasión para volver, algo de lo que muchos aficionados se alegraban. «Es un club al que le deseo siempre lo mejor, espero que consigan el ascenso a Segunda B, se lo merecen». Y no lo dice porque en las filas del CPC haya un paisano suyo, Javier López, Javito, un detalle que Pablo Gállego no deja pasar por alto.

Tras jugar en el Cacereño entre 2014 y 2016, Gállego ha sido todo un trotamundos del fútbol. Primero se fue al Lealtad, pero después ha jugado en Grecia, Nicaragua, Albania, un breve paso por el Teruel y de nuevo en Nicaragua, donde marcha en segunda posición del Torneo Clausura con el Managua.

Ahora es el único español que sigue sobre el césped por el mundo y disfrutando de lo que le gusta, jugar al fútbol y marcar goles.